Griet Teck: “El final de la vida también puede ser un momento hermoso”
Fernand, Delphine y Rebecca saben que el final de sus vidas está cada vez más cerca. Los dos primeros son ancianos. La situación de Rebecca es mucho más dramática. Su avanzado cáncer de estómago pronto la apartará de sus queridas tres hijas y de su marido. La directora belga Griet Teck ha capturado las últimas semanas de estas tres personas en el documental Tocando el infinito, del que se harán pases especiales en algunos cines y universidades españoles -ayer llegó a Barcelona, a partir de hoy se verá en València y mañana en Madrid- y a finales de noviembre se llevará a cabo un estreno digital VOD (bajo demanda).
“Estaba realizando mi primer documental Feel my love (2014), en el que grabé a pacientes enfermos de demencia en una pequeña residencia de ancianos, cuando supe que mi próxima película debía tratar sobre la fase final de la vida. En aquel centro seguí a enfermeros que se encargaban de los cuidados paliativos y me llamó la atención cómo les ayudaban en sus últimos días de vida. Pude tener el privilegio de observar y entender que decir adiós y saber despedirse en un ambiente de confianza, es parte de la vida misma. Morir es un proceso más de la vida, pero todavía sigue siendo un tabú hablar de ello”, afirma Griet en una entrevista a este diario.
La directora, de 40 años y dueña de un rostro angelical, comenta que en su país mucha gente fallece en los hospitales, lejos de sus casas. “Esa distancia crea aún más temor hacia la muerte. No sabemos cómo expresarnos, cómo encontrar las palabras, y esto provoca estrés y sufrimiento”, explica. Teck empezó a interesarse por el tema “porque la muerte y la enfermedad forman parte de la vida y todavía no hemos aprendido a hablar de ello con naturalidad”.
Gracias a la relación que estableció durante tres años trabajando con expertos de una unidad de cuidados paliativos, la cineasta pudo contactar con los protagonistas de su obra, con los que estableció una relación de transparencia y complicidad total. “Ellos pensaron que sería algo realmente valioso y también querían dejar una especie de recuerdo a sus familias mostrando momentos íntimos que reflejan cómo, a pesar de su dureza, el final de la vida puede ser un momento hermoso de profunda conexión que te devuelve a la esencia de la vida”.
Teck opina que llegado ese punto “hay tiempo para hablarlo todo y aclarar cosas”. Y ha aprendido “que es una etapa como cualquier otra, en la que todavía se crece como ser humano y que ayuda a poner las cosas en perspectiva”. También le llamó la atención “la fuerza que la gente encuentra en ese momento final. Y que el cuerpo no olvida. Todas las emociones o traumas están grabados en nuestro cuerpo y hay que encontrar una manera de expresar hacia fuera todo lo que tenemos dentro”.c