No entierren aún a Biden

Se han escrito muchos obituarios de Joe Biden, pero este muerto está muy vivo. La cambiante y estresante actualidad hace que las noticias se vayan superponiendo unas sobre otras, y a veces falta la suficiente reflexión o mirada distante para analizar con más calma los movimientos de fondo. Y está claro que, si esta semana ha habido un triunfador, este no es otro que Joe Biden. Las elecciones de medio mandato, que suelen ser un calvario para los presidentes en ejercicio, han supuesto un éxito indiscutible para los demócratas, que han logrado retener la mayoría en el Senado y desmentir todas las encuestas que auguraban el triunfo republicano.

Al mismo tiempo, la amenaza de Donald Trump se diluye no solo por los malos resultados obtenidos sino también por la aparición de nuevos líderes en el partido que le han perdido el miedo y se multiplican para intentar ser la alternativa republicana en las próximas elecciones. No se pierdan el artículo de nuestro corresponsal en Washington, Fernando García, que destaca el ninguneo que empieza a sufrir Trump de los medios de comunicación que le eran afines, como el grupo Murdoch. Trump está de capa caída.

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Y si en el frente interno Biden puede sentirse satisfecho, a escala internacional su viaje a Indonesia ha sido más que productivo. La reunióndelg-20terminóconuncomunicadoqueconfirmaelaislamiento de Rusia al criticar la invasión de Ucrania. Asimismo, la reunión que el presidente norteamericano mantuvo con su homólogo chino, Xi Jinping, fue mejor de lo esperado y permitió a Biden afirmar que no habrá una “nueva guerra fría con China” ni invasión de Taiwán. Ambos se comprometieron a luchar contra el calentamiento global y trasmitieron una imagen de concordia tras una larga reunión de más de tres horas.

Quedan aún dos años para las siguientes elecciones, pero vayan con cuidado todos aquellos que miran la edad de Biden y lo ven ya caducado. De momento ha anunciado que tiene intención de volver a presentar su candidatura en el 2024, aunque no lo decidirá definitivamente hasta dentro de un año. Los buenos resultados logrados en las midterm le permiten ser el único dueño de la decisión.

Los demócratas no se lo discutirán.