La Vanguardia

La jurista del tiqui-taca en la política

- Silvia Hinojosa Barcelona

“¡Jefa, no se me lesione!”, bromea el escolta de Maria Eugènia Gay (Barcelona, 1975) mientras la delegada del Gobierno en Catalunya corre hacia la pelota y chuta. Gay ha jugado a fútbol desde niña, y aunque hace tiempo que ya solo lo practica con sus hijos, se ha puesto su camiseta del Barça, pantalón corto y las botas en apoyo a las jugadoras de la selección española.

La cita con esta abogada, especialis­ta en derecho procesal civil, es junto al Velòdrom de Barcelona, que tiene un campo de fútbol 7. Gay fue durante cinco años decana del Col·legi de l’advocacia de Barcelona (ICAB) y era también presidenta del Consell de l’advocacia Catalana y vicepresid­enta del Consejo de la Abogacía Española hasta que Pedro Sánchez la llamó en enero para relevar a Teresa Cunillera. El traspaso fue rápido. “Entendí muy bien lo que querían de mí”, explica.

Su padre la despertaba con canto gregoriano y de niña iba a una coral, pero ella se queda con Bruce Springstee­n QUIÉN MARIA EUGÈNIA GAY La delegada del Gobierno fue decana de la abogacía de Barcelona y ha hecho de la mediación y el pacto su carrera

En realidad, se trataba de mantener su hoja de navegación rumbo al deshielo con unas coordenada­s que maneja también Salvador Illa en Catalunya. Gay es especialis­ta en desjudicia­lización y fue pionera en el impulso de la mediación, con el primer master sobre la materia en el ICAB para fomentar la cultura del pacto y que las partes sean capaces de llegar a un acuerdo y evitar los tribunales.

Su etapa como decana se inicio en julio del 2017, en vísperas del referéndum de independen­cia, y su empeño al frente de la institució­n, con una junta plural que, entre otros, contaba con Jordi Pina y Olga Arderiu –abogados de líderes del 1-O en el juicio del Supremo–, fue mantener la neutralida­d, tarea complicada por las presiones que llegaban de todos lados.

Una de sus iniciativa­s fue crear, tres días después del 1-O, una comisión de mediación, diálogo y conciliaci­ón con el consenso de patronal, sindicatos y universida­des a la que se adhirieron más de 150 entidades con la voluntad de “intentar desinflama­r y abrir un diálogo”, detalla. Presentó la iniciativa a los gobiernos catalán y español, y al Congreso. “Del PSOE me recibieron Pedro Sánchez y Meritxell Batet, allí lo conocí y le expliqué cómo creía que podíamos superar la situación”, afirma.

Sánchez y Gay se siguieron encontrand­o en actos. Ella siempre iba a saludar. Lo hace con todo el mundo. Es mediática y sabe moverse en las relaciones públicas. Es el fútbol tiqui-taca, pases cortos y precisos sin perder la pelota.

En Madrid se ha posicionad­o como una jurista catalana de prestigio con diversos reconocimi­entos, entre ellos la Cruz de San Raimundo de Peñafort. Su apellido le abre puertas. Su padre es Eugeni Gay, abogado y antiguo magistrado y vicepresid­ente del Tribunal Constituci­onal, progresist­a y uno de los defensores del Estatut, en cuyo voto particular de la sentencia no ahorró criticas a sus compañeros y defendió la concepción de Catalunya como nación.

Como responsabl­e de relaciones internacio­nales de la abogacía española, viajó mucho en representa­ción de España a congresos, seminarios y otros foros. En los años del procés replicó las campañas del independen­tismo que ponían en duda la democracia española. “Me preguntaba­n con inquietud. Fueron campañas potentes, hicieron bien su trabajo. Me tocó poner el contexto y defender que nuestra democracia es robusta”, admite.

La infancia de Maria Eugènia Gay y sus tres hermanos está ligada al bufete familiar abierto en los setenta. “Con cinco años ya pensaba que quería ayudar a los vulnerable­s como hacía mi padre, un gran defensor de la democracia y la independen­cia judicial. Lo recuerdo como un trabajador infatigabl­e. Y leyendo, escuchando música... ¡cada mañana nos despertaba con canto gregoriano!”, se ríe.

Los sábados, los hermanos cantaban en la coral infantil L’esquitx. Pero ella prefiere el rock. “Soy una fan absoluta de Bruce Springstee­n, de ir a todos los conciertos y saberme las letras, y de Tina Turner”, asegura. Tampoco se perdía un concierto de Sopa de Cabra, Sau o Els Pets.

Estudió en los Jesuitas y en la Universita­t Abad Oliba. Y siempre estaba en el equipo de fútbol y el grupo de teatro. En los años universita­rios, bajo la tutela de Mercè Puy, fue Antígona, y la novia de Bodas de Sangre. “Cogí el papel de Antígona, de defensora de los derechos y la dignidad de la familia, y no lo he dejado en mi vida”, se ríe.

Además del gregoriano, su padre la inició en la lectura de los clásicos. “Me marcó La amistad ,de Cicerón, el dar sin esperar nada. Yo soy sociable; en casa, con cuatro hijos, donde comen tres, comen quince. Y pienso que puedo con todo...”, asegura, mientras enfila el vestuario, de donde saldrá ya de corto y con la camiseta del Barça dando toques a la pelota.

 ?? Xavier Cervera ?? Maria Eugènia Gay se puso esta semana su camiseta del Barça, pantalón corto y las botas de fútbol en el campo de fútbol 7 del Velòdrom de Barcelona
Xavier Cervera Maria Eugènia Gay se puso esta semana su camiseta del Barça, pantalón corto y las botas de fútbol en el campo de fútbol 7 del Velòdrom de Barcelona

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