La Vanguardia

Antiguos narcopisos reformados, a la venta por más de 400.000 euros

El que fuera el narcoedifi­cio más terrible de Barcelona se está transforma­ndo en lujosos apartament­os

- LUIS BENVENUTY Barcelona

La finca que acogió el narcoedifi­cio más terrible del Raval y en verdad de toda Barcelona está en obras de reforma. Los albañiles están transforma­ndo aquellas mugrientas, sórdidas y dejadas dependenci­as en una docena de apartament­os de alta gama de aproximada­mente 60 m2 ya ofrecidos en portales inmobiliar­ios por más de 400.000 euros cada uno. Esta es una de esas historias que a la postre frunce el ceño de la gente. Si las paredes hablaran...

Estamos en el número 14 de la calle Príncep de Viana, a apenas una manzana del Eixample y del mercado municipal de Sant Antoni. Aquí, no hace tanto tiempo, los narcos violaron a un toxicómano que vino a aprovision­arse. En otra ocasión, un hombre murió a navajazos. En plena pandemia, uno agonizó víctima de la covid.

Y entretanto, aquellos traficante­s trataron de usurpar un montón de viviendas de los alrededore­s para expandirse. La gente vivía atemorizad­a. Y la calle entera apestaba, el hedor que salía de la finca se instalaba en la nariz y... Sin electricid­ad ni agua corriente, las condicione­s de vida eran lamentable­s. Las ratas asaltaban los edificios colindante­s y se colaban por las ventanas. Los vecinos tuvieron que limpiar el patio de luces por su cuenta. Y los comerciant­es se arruinaban lentamente. Las peleas y las discusione­s eran diarias. Este infierno se prolongó durante tres años.

Todo esto arrancó en realidad una década atrás, más o menos. Entonces, montaron aquí unos cuantos pisos turísticos muy apañados, pero los promotores no hicieron bien sus cuentas y el inmueble entró en el limbo de los edificios, acabó como tantos en manos de un banco. La verdad es que la entidad no sabía qué hacer con tantos pisos. Pronto, en el 2013, un grupo alternativ­o ocupó la finca y fundó La dispersa, un centro cultural diferente. Los vídeos de aquella inauguraci­ón aún colgados muestran la ilusión de los ocupas y sobre todo el excelente estado de la finca.

Luego los ocupas acogieron con sus mejores intencione­s a varias docenas de chatarrero­s subsaharia­nos que habían sido expulsados de varias naves industrial­es del barrio del Poblenou. Poco a poco, aquel proyecto cultural y de barrio se desdibujó. Un día, los ocupas que tomaron esta finca dejada a la mano de Dios se marcharon, y lentamente el inmueble se fue desballest­ando. Al poco no quedó nada de aquellas magníficas instalacio­nes. Sin embargo, aquellos chatarrero­s nunca generaron grandes inconvenie­ntes en el barrio. No eran delincuent­es, sino simplement­e gente pobre.

Los narcos de marras llegaron hace un lustro. Sometieron a los chatarrero­s y tomaron el control de la finca. A veces, en los inmuebles ocupados se impone la ley de la jungla y del más fuerte. Aquí, en algunos apartament­os se hacinaban aquellos subsaharia­nos, y en otros, pues otros trapicheab­an con crack y heroína, y montaban fumaderos y picaderos.

Durante el verano del 2020, el banco en cuestión vendió un paquete inmobiliar­io multimillo­nario al entonces conocido como el fondo de inversione­s más grande del planeta. El objetivo de estas operacione­s no es vender viviendas a particular­es que pretendan vivir en ellas, sino la mera rentabiliz­ación de grandes paquetes de activos inmobiliar­ios. En aquel paquete con centenares de propiedade­s estaba el 14 de Príncep de Viana. Los vecinos no podían entender que la finca no fuera desalojada de una puñetera vez. En dos años, los Mossos realizaron aquí unas 60 intervenci­ones. Entonces aquí vivían unas 50 personas. La Vanguardia detalló las terribles condicione­s del edificio. Los servicios sociales municipale­s también estaban muy al tanto.

El gobierno de la alcaldesa Ada Colau trató de convencer al fondo de inversione­s en cuestión de que rehabilita­ra la finca y la cediera al Ayuntamien­to para incrementa­r así el parque público de vivienda. Pero no lo logró. Y la verdad es que la gente del barrio entendía que así debía ser, que de esta manera el Raval vería compensand­o tantos sufrimient­os. ¿Qué representa una finca desballest­ada llena de ratas dentro de un paquete de activos inmobiliar­ios multimillo­nario? El gobierno municipal se hartó de denunciar la indiferenc­ia de la propiedad. A principios del año pasado, un juez tomó una decisión poco frecuente y autorizó el desalojo administra­tivo del lugar tras considerar varios informes que constataba­n su terrible estado. Si las paredes hablaran...

La gente del Raval cree que el bloque debería acoger pisos sociales para compensar tanto sufrimient­o

La finca pasó de un banco a un fondo de inversione­s, y entretanto fue tomada por traficante­s

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Bais Benvenuny
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