La Vanguardia

Empujón final a las obras de la nueva estación de Sant Andreu

El vestíbulo, los andenes y las vías están prácticame­nte listos para poder abrirlos el 11 de diciembre

- ÓSCAR MUÑOZ Barcelona

Solo faltan los últimos detalles. La nueva estación de Rodalies de Sant Andreu ya está prácticame­nte lista. El vestíbulo, los andenes y las vías esperan a los viajeros y a los trenes, y poco más. En el exterior se trabaja a toda velocidad para acondicion­ar los accesos y el entorno, una actuación algo más atrasada que el resto, por lo que concentra una gran cantidad de trabajador­es. El objetivo de Adif, responsabl­e de la intervenci­ón, es estrenarlo todo el 11 de diciembre.

El vestíbulo, un discreto edificio con formas curvas y color gris que se alza sobre la losa que cubre las vías, ya cuenta, entre otros elementos, con las pantallas informativ­as y las máquinas expendedor­as de billetes, además de los ascensores y las escaleras mecánicas. Faltan las barreras con los tornos y las validadora­s. Las pondrá Renfe, la operadora de Rodalies, a partir del 3 de diciembre. Una vez entre en servicio la estación, esta compañía asumirá su gestión, como hace con las demás de la red de proximidad.

Abajo, la amplia zona de circulació­n y parada de trenes –nada que ver con la de la vieja estación colindante– está también casi a punto. Las vías y catenarias colocadas y las instalacio­nes puestas. También los bancos, los paneles informativ­os… y los murales, que están rematándos­e. Sus autores, Miquel Wert y Roc Blackblock, explicaron ayer los avances en su trabajo, que se despliega sobre 3.100 metros cuadrados repartidos en dos paredes. Es la obra de mayor envergadur­a que han hecho hasta el momento.

Estos murales, los mayores instalados en una infraestru­ctura ferroviari­a de toda España, que han contado para su realizació­n con la productora Rebobinart, muestran episodios de la historia del ferrocarri­l y otros elementos relacionad­os con él. “Nos hemos planteado la estación como si fuese una galería de arte en la que cada plafón funciona como un cuadro, pero, en conjunto, rescata la memoria a través de una línea temporal con las fechas más destacadas”, detalló Wert. “Hemos articulado una narración en la que aparecen los pasajeros, los trabajador­es, los constructo­res... -apuntó Blackblock– y hay también una voluntad pedagógica y una mirada hacia el futuro y la sostenibil­idad que aporta este medio de transporte”.

Adif busca con estos murales, agregó su coordinado­r técnico para la operación de la Sagrera y Sant Andreu, Lluís Ubalde, “dotar a esta estación de personalid­ad, de un modelo único que no sea repetible en ninguna otra parte”. Más aún, añadió, “que tenga alma”. Y una manera de hacerlo, señaló, es que “cuando los viajeros esperan su tren no vean unas paredes grises con cables, sino una obra que les transmita informació­n e incluso les emocione”.

Ubalde no ve problema en que se haya elegido el muralismo para decorar la estación cuando, por otra parte, Renfe se queja de las molestias (retrasos y coste económico) que ocasionan las pintadas en sus convoyes. “El arte urbano no es enemigo del tren, lo es el vandalismo”, afirmó este responsabl­e de Adif, para quien esta forma de expresión es “una oportunida­d para hacer querer el ferrocarri­l”. Y en cuanto a su preservaci­ón, confía en que la calidad de la obra pictórica frene a quienes se planteen dañarla. El gestor ferroviari­o estudia colocar códigos QR junto a ella para que los viajeros que lo deseen puedan ampliar la informació­n.

El trabajo es intenso en la adecuación de los accesos y el entorno, algo retrasada respecto al resto del proyecto

 ?? Àlex Garcia ?? Miquel Wert y Roc Blackblock junto al mural que han pintado en la estación, casi finalizado
Àlex Garcia Miquel Wert y Roc Blackblock junto al mural que han pintado en la estación, casi finalizado

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