Fantasía de color

Lil Nas X Lugar y fecha: Sant Jordi Club (17/ XI/2022)

El hip-hop suele prescindir del espectáculo, pero esto cambia si se trata de Tyler, the Creator –todavía resuena su impactante puesta en escena en el Primavera Sound– o el que nos ocupa, Lil Nas X, que, no en vano, reconoce la influencia del primero. Así el Long Live Montero Tour fue una auténtica fantasía de color; un show, servido por un nutrido equipo, detallado en el libreto: creativos, bailarines, encargados de los sofisticados visuales, guardarropía, ejecutivos, etcétera, hasta llenar varias páginas.

Un lujo que prescinde de los músicos. Los únicos que acompañan a Lil Nas X son ocho bailarines, poniendo toda la carne en el asador desde el primer acto, llamado Rebirth, en el que ya dejó claro que más que un rapero es un dotado cantante de R&B, cuyo cyberfunk conecta con el de maestros como George Clinton y a la vez con el pop contemporáneo, luciendo falsete en la celebrada Sun goes down. Aunque el plato fuerte de su personalidad artística es el acercamiento al country que suponen los grandes éxitos Old town road y Rodeo, con sombreros, caballos desbocados y una puesta en escena entre kitsch y galáctica.

El segundo acto, Transformation, introducido por un busto femenino parlante, incluye el soul futurista de Death right now, el vodevil rococó Don’t want it, reafirmando su condición gay, y el pop épico de That’s what I want. Para el acto final, Becoming ,se reservó la hedonista Montero (Call me by your name) en la que se enfunda unas alas de mariposa para cantar una melodía, llena de groove y soul, ilustrada por un palacio de ensueño. No faltó un interludio, para dejar lucir a los bailarines, antes de rematar la faena, de poco más de una hora, con la apoteósica Industry baby, entre fanfarrias y humareda, mezclando hip-hop con pop barroco. La propina, en forma de bis, supuso el estreno de Star walkin, romántica balada con cierto tono AOR (Adult Oriented Rock).