La Vanguardia

El alcohol, lejos del campo

Presionada por las autoridade­s de Qatar, la FIFA acepta que no se venda cerveza con alcohol en los perímetros de los estadios, al contrario de lo que se había pactado

- Juan Bautista Martínez Edurne Concejo Barcelona

El alcohol, lejos del balón. A unas pocas horas para que se levante el telón del Mundial, la FIFA anunció ayer que ha llegado a un acuerdo con las autoridade­s qataríes para que no se pueda vender cerveza con alcohol en los perímetros de los ocho estadios del campeonato. Esto supone un serio revés para la firma Budweiser, que abona decenas de millones de euros a la FIFA y un cambio respecto a lo que se había previsto inicialmen­te. En un principio se había pactado la comerciali­zación de cerveza con alcohol en los perímetros tres horas antes de los partidos y una hora después. Pero en estos espacios anexos a los estadios solo se podrá vender cerveza sin alcohol, igual que ocurrirá en el interior de los estadios.

La presión de los dirigentes de Qatar, un país con normas muy restrictiv­as sobre la ingesta y la comerciali­zación del alcohol, ha sido decisiva para este cambio de rumbo. La FIFA lo confirmó así: “Tras las conversaci­ones mantenidas entre el país anfitrión y la FIFA, se ha tomado la decisión de concentrar la venta de bebidas alcohólica­s en el FIFA Fan Festival y otros lugares con licencia destinados a la afición, retirando los puntos de venta de los perímetros de los estadios”.

Budweiser es patrocinad­ora de la Copa del Mundo desde 1986. La FIFA tiene un contrato valorado en unos 75 millones de euros con la empresa y cuando Qatar lanzó su candidatur­a para albergar el Mundial, el país acordó respetar a los socios comerciale­s de la FIFA, pacto que reiteró tras ganar la elección. A pesar de las restriccio­nes, Budweiser había previsto que sus ventas durante el torneo se

La medida supone un serio revés para Budweiser, que abona a la FIFA unos 75 millones de euros

rían superiores a las de todo un año en este país y, sin destilería­s en la región, había tenido que transporta­r por barco toda la cerveza, así como proveerse de grandes almacenes refrigerad­os que protejan su bebida de las altas temperatur­as de la zona.

No es la primera vez que la organizaci­ón de una Copa del Mundo choca con la legislació­n del país anfitrión. En el Mundial de Brasil del 2014, el país se vio

obligado a cambiar una ley para permitir la venta de alcohol en los perímetros de los estadios.

De esta forma en Qatar solo se podrá despachar alcohol en las Fan Zone, como la del centro de Al Bidda Park, y en determinad­os restaurant­es y hoteles. Y también, eso sí, en los palcos vip de los estadios. Otra cuestión es el precio, que se encuentra por las nubes. Media pinta cuesta unos 13 euros.

Si bien no es un estado de ley seca como la vecina Arabia Saudí, consumir alcohol en lugares públicos es ilegal en Qatar. Los visitantes no pueden importar alcohol a Qatar, ni siquiera de la sección libre de impuestos del aeropuerto.

El aumento de las restriccio­nes provocó reacciones contrarias

entre algunos seguidores, como así lo reflejó la Asociación de Aficionado­s ingleses (FSA, por sus siglas en inglés), que fue la primera en mostrar públicamen­te su malestar a través de un comunicado: “A algunos aficionado­s les gusta tomar una cerveza y a otros no, pero el problema real es que esta decisión de última hora habla de un problema mayor: la falta total de comunicaci­ón y claridad por parte de la organizaci­ón hacia los aficionado­s. Si pueden cambiar su opinión con tan poco aviso y sin explicació­n, es normal que los aficionado­s estén preocupado­s sobre si cumplirán otras promesas relacionad­as con transporte, alojamient­o y temas culturales”, denuncian.

Y el balón aún no rueda.c

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MIGUEL MEDINA a AFP Carpas de comerciali­zación de cerveza junto al estadio Jalifa, en Doha

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