La Vanguardia

Velocidad y reforma

- Francesc-marc Álvaro

Dos cosas pueden suceder a la vez: que se haya redactado mal la ley del solo sí es sí y que algunos jueces ultraconse­rvadores aprovechen el tropiezo para darle un tortazo al Gobierno. En todo caso, el legislador debe ser autocrític­o cuando las cosas no funcionan y se arma el follón. Sorprende que la ministra Irene Montero se haya cerrado en banda a la hora de admitir el error. Es una actitud más cercana al doctrinari­smo de eso que Bernard Crick llama “la política juvenil” que a la flexibilid­ad esperable en alguien con una alta responsabi­lidad institucio­nal. Pero tal vez el problema de fondo sea otro y tenga que ver con la velocidad del reformismo que Podemos trata de imprimir a su labor gubernamen­tal.

En el Gabinete de coalición, la ministra de Igualdad parece tener mucha prisa por llegar a la meta. Así ha sido con esta ley, destinada a proteger a las mujeres de las agresiones sexuales, y también ha ocurrido con la llamada ley trans, que ha abierto notables controvers­ias en el movimiento feminista y en la opinión de izquierdas. Se trata de dos normas que son la bandera oficial de Podemos en tanto que formación comprometi­da con el apoyo a Pedro Sánchez. Pero la prisa legislativ­a nunca ayuda a reforzar consensos amplios (que no se han logrado en la ley trans) ni sirve para elaborar textos que no tengan grietas a la hora de su aplicación (como sucede con la ley del solo sí es sí). La necesidad de mostrar rápidament­e a su parroquia los resultados emblemátic­os de su presencia en el Ejecutivo desgasta a Podemos y debilita su credibilid­ad como partido capaz de gestionar el interés general. Los socialista­s, mientras tanto, observan como sus socios se van friendo en la sartén de unas polémicas que podrían haberse ahorrado con algo menos de precipitac­ión y de superiorid­ad moral de ateneo provincial.

Cuando el PSOE impulsó la ley de despenaliz­ación del aborto, entendió bien el momento de cambio. Los socialista­s, años más tarde, hicieron lo mismo con la norma que oficializa­ba el matrimonio homosexual, que también despertó resistenci­as, hoy eliminadas. La velocidad de esas reformas fue la adecuada, también la tarea de lograr normas bien fundamenta­das y consensos de perímetro ancho. En Podemos deberían estudiar cómo reformaron los que llegaron antes.c

En el Gabinete de coalición, la ministra de Igualdad parece tener prisa por llegar a la meta

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