Con la demanda actual, el sector requiere un 30% más de personal
físicas. Como ocurre con otros oficios del sector primario como el de pescador, se nutre principalmente de trabajadores de origen extranjero.
El propietario Jaume Borrós, que realiza trabajos forestales en la comarca del Bages y zonas limítrofes desde hace más de veinte años, ha logrado una cuadrilla estable de ocho trabajadores, aunque no es lo habitual. “Es un empleo que se realiza en condiciones meteorológicas muy adversas; de modo que muchos pasan solo una temporada; ha habido fuga de empleados hacia la construcción o la fábrica, empleos menos duros”, afirma.
Aparte de la falta de personal, el sector se queja también de la falta de infraestructuras y el uso, en general, de una obsoleta maquinaria. Castelló explica que el abandono de la gestión silvícola en Catalunya en los últimos cincuenta años ha borrado del mapa caminos de acceso al bosque y ha dejado “arcaicos sistemas de trabajo”. Francesc Cano hace una comparación muy gráfica que permite entender perfectamente el tipo de maquinaria utilizada: “Con esta maquinaria tan vetusta es como si estuviéramos ordeñando las vacas a mano; en más de la mitad de la superficie catalana la mecanización podría ser más óptima, cosa que no ocurre”.
Otro factor que denuncia el sector son las trabas administrativas. “Llevamos años en que el bosque se ha percibido como una cosa intocable y esto es erróneo, su conservación pasa por la gestión”, subraya Castelló. Explica que “han salido normativas que se están intentando cambiar que en actuaciones de más de 10 hectáreas hay que hacer una evaluación de impacto ambiental; de marzo a agosto, coincidiendo con la nidificación de ciertos pájaros algunas empresas deben parar, sin ayudas”. “Si quieres abrir un camino que ha quedado emboscado por el paso del tiempo para acceder a un encinar que se explota cada 25 años, también todo son trabas”, agrega. “Cada vez se necesita más papeleo y hay más activaciones del plan Alfa por riesgo de incendios, que nos impide trabajar más días al año”, agrega Borrós.
Al ser poco productivo, es lógico que los propietarios de los bosques (el 75% son de titularidad privada) no quisieran explotar los recursos ya que apenas sacaban rendimiento. “Pero ahora que empieza a ser un poco rentable no hay ni maquinaria, ni trabajadores, ni caminos…”, dice Castelló.
“Además, al propietario no le llega la ganancia de un producto bien valorado”, agrega Cano. Lo certifica Borrós, que considera que el “problema básico” del sector y que explicaría por qué el bosque no está más aprovechado es el precio que se paga por la materia prima producida. Lo que este año paga un cliente por una tonelada de leña ha aumentado, de media, unos 30 euros, pero ese incremento –dice Borrós– no ha repercutido sobre el propietario forestal. “Se lo llevan los intermediarios”, explica.
La Generalitat es consciente de todos esos cuellos de botella que ahogan al sector y ve imprescindible incentivar la gestión forestal. También teniendo en cuenta la situación de emergencia climática como la actual, de elevado riesgo de incendios y la mayor demanda de madera a raíz de la situación económica mundial. “Hay que incentivar y colaborar con la propiedad privada con ayudas para que su trabajo sea rentable y viable”, explica Anna Sanitjas, directora general de Ecosistemes Forestals y Gestió del Medi. El Departament dacció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural ha destinado este año un total de 13,5 millones de euros a ayudas de gestión forestal sostenibles, de los cuales cuatro millones son subvenciones para modernizar la maquinaria. Entre este año y el 2024, el departamento habrá invertido 12 millones de euros en ayudas destinadas a este concepto. Sanitjas añade que durante esta legislatura se trabaja para “simplificar y agilizar trámites”, fomentar el asociacionismo forestal que permite a propietarios pequeños unirse para hacer planes de mejora conjuntos o pedir subvenciones, fomentar la formación y revalorizar la industria de la madera, que dice que en Catalunya tradicionalmente ha estado muy vinculada a productos de bajo valor añadido.c
“El error es que el bosque durante años se ha visto como algo intocable”, dicen en el Consorci Forestal
La Generalitat ha destinado este año 13’5 millones de euros en ayudas para la gestión forestal