La Vanguardia

Patada hacia adelante

- Enric Sierra Director adjunto

Sharm el Sheij, sede de la reciente cumbre del clima, volverá hoy a la normalidad del balneario paradisiac­o, mientras en el resto del planeta resuena el resultado decepciona­nte del encuentro organizado por las Naciones Unidas. La conclusión de esta cumbre no puede ser positiva si repasamos las demandas que realizó el secretario general de la ONU, António Guterres, al inicio de esta cita mundial. No ha habido avances en la cuestión esencial de las emisiones de gases de efecto invernader­o porque, en el contexto de crisis energética y económica, los países con mayor responsabi­lidad sobre el cambio climático han decidido ser conservado­res y han optado por proteger las necesidade­s de sus ciudadanos a corto plazo, aunque esto lleve a acelerar el desastre que auguran los científico­s. Pero los cálculos políticos no siempre coinciden con los datos técnicos porque los científico­s no se presentan a las elecciones.

En estas circunstan­cias, los mismos organizado­res de la COP27 sabían desde el principio que era difícil arrancar avances en los compromiso­s para frenar el calentamie­nto global y, por eso, los esfuerzos se centraron en la creación de un fondo económico para paliar los daños que el cambio climático causa en los países más pobres. Dicho de otra manera, ante la incapacida­d de acelerar en las medidas de prevención, la cumbre se centró en acordar un plan de curas paliativas que no resuelve el problema de fondo, pero calla voces damnificad­as y alivia malas conscienci­as.

También en este asunto ha habido una gran decepción, ya que el famoso plan de ayuda nace sin fondos, sin concreción de dinero ni de quién lo debe aportar. De este modo se ha intentado salvar los muebles de la cumbre que se dirigía al fracaso y se ha optado por aplicar la máxima atribuida a Napoleón Bonaparte que indicaba que si quieres que un problema perdure, crea una comisión. Así que se ha creado un comité que estudiará durante un año cómo se concreta el mencionado fondo. Esta vía de escape es lo que popularmen­te se conoce como una patada hacia delante. Así que estamos donde estábamos y habrá que esperar un año más para tomar decisiones realmente efectivas mientras el deterioro del planeta avanza inexorable­mente.

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