La Vanguardia

Qatar evita el fuera de juego

Prefiere la campaña de críticas al bloqueo con que sus vecinos le castigaron hasta el 2021

- Jordi Joan Baños Agencias. Corregpong­ns

Qatar adora las cámaras y el Mundial es su jugada maestra para marcar terreno frente a vecinos más poderosos y aún menos ejemplares. El emirato que hasta enero del año pasado padeció un bloqueo por tierra, mar y aire, es ahora el anfitrión de todas las naciones, que suspiran por su gas.

El emir Al Thani, al milagro mundialist­a de convertir el vino –y la cerveza– en agua, puede añadir el de haber logrado un apretón de manos entre Recep Tayyip Erdogan y Abdul Fatah al Sisi. Es decir, del gran valedor de Hermanos Musulmanes -junto a él mismo- con su enemigo jurado, el general egipcio, que no había pisado el emirato en diez años.

Frente a este juego de cintura, la Europa virtuosa que prepara a sus ciudadanos para lo peor, aprieta los dientes. Pocos, como Pascal Boniface, celebran que un gran acontecimi­ento global se celebre por primera vez en un país musulmán y a la postre árabe, aunque sea tan artificial y diminuto como Qatar. Un experiment­o con gaseosa.

Qatar funciona a dos velocidade­s. La de los tres millones de inmigrante­s, que han levantado las infraestru­cturas. Y la de los tresciento­s mil qataríes -sobre el papel- a los que apenas se ve, si no es zanganeand­o en los vestíbulos de los grandes hoteles.

La Corniche, con su pepinillo de Jean Nouvel, solo era un decorado futurista antes del desembarco de hinchas. Para encontrar señales de vida, había que acercarse a otro Nouvel, la museizada rosa del desierto que agiganta a un país sin historia.

O mejor aún -mientras jinetes en camello hacen su desfile vespertino­al recreado zoco Waqif de Doha. Donde la aristocrac­ia inmigrante tiene tienda propia, con olor a oud. Aunque Hasan, que llegó de Bangladesh hace 40 años y vende la madera más valiosa, sabe que él y sus hijos siempre serán metecos.

El subcontine­nte indio aporta más brazos que nadie, pero solo los bengalíes vibran con el fútbol. Más que las criadas filipinas y los taxistas etíopes. Todos entraron con papeles y ascienden socialment­e a su regreso.

Qatar se impuso a EE.UU. en la votación del Mundial. Le salvó de la ira que su cadena, Al Yazira, acompañara luego las primaveras árabes, con su predicador Yusuf al Qaradaui -recién fallecido- enardecien­do a los suníes frente a El Asad. Un vendaval bien visto por Obama y Biden, y teledirigi­do por los Hermanos Musulmanes.

Este lazo con el movimiento de masas, que incluye a Hamas en Gaza, acercó a Al Thani a Erdogan y lo alejó de las demás monarquías árabes. En Bahréin la primavera fue aplastada.

Qatar, además, abandera la causa palestina y es pragmático con Irán, con quien comparte un gran yacimiento. A la vez, alberga la mayor base de EE.UU..

A diferencia de sus peores críticos, Qatar no bombardea a civiles con cazas flamantes.

Aunque en Libia jugó fuerte.

Cabe recordar que el Mundial se jugó en Argentina con la dictadura asesinando y torturando a diario. El mundo ha evoluciona­do y Qatar también, como la junta surcoreana al hilo de Seúl’88 o la España del Naranjito.

Los qataríes ya eligen dos tercios de un consejo consultivo. Es aún una autocracia árabe, pero solo en Kuwait el sistema es más representa­tivo. También ha establecid­o un salario mínimo y eliminado la tutela vejatoria de inmigrante­s, kafala, heredada del dominio británico.

El coautor de La perla del Golfo, Ignacio Álvarez-ossorio, ve a sus vecinos tras la campaña de descrédito. A los que le bloquearon tres años, no precisamen­te por tratar a los migrantes igual que ellos. El bloqueo se levantó porque ganó Biden.

Hoy se levantan ellos y sonríen forzados, como otros rezongan, con nostalgia de un mundo que no cabe en Qatar.

Al país de Al Yazira se le reprocha ser muy dado a promover la democracia en casa del vecino

La posición de Qatar respecto a Palestina, Turquía y los Hermanos Musulmanes le ha granjeado enemigos

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Christophe­r Pike / Bloomberg Fans de Qatar, en el partido inaugural del pasado domingo contra Ecuador

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