Coser y recoser

Iván Redondo escribía el lunes en este diario sobre la guerra permanente. Christian Salmon, quien en su día popularizó el concepto de storytelling, también ha hablado de los tiempos políticos que corren en clave de choque: La era del enfrentamiento (Península, 2019). Y es que ya no es solo momento de campaña permanente, sino de una política en clave de lucha sin tregua, cada día como si se tuviera un pie en la urna.

Así es imposible que no existan batallas constantes, para empezar, entre los compañeros de viaje. Se ve más entre los partidos más expuestos. De ahí que sean más evidentes las secuelas entre los socios de Gobierno. En Madrid, las izquierdas. En Catalunya, hasta hace poco, los independentistas.

De ahí la importancia de quienes se ponen a recoser entre los adversarios y a la vez teóricos compañeros de ruta, y de quienes se ponen a coser posibles alianzas alternativas por si los números, tras el descalabro de algún aliado en el presente, terminan aconsejando otros tipos de sumas.

Cuando Redondo era jefe de gabinete en la Moncloa, él y Juanma del Olmo, mano derecha de Pablo Iglesias, eran los encargados de recoser entre el PSOE y la formación morada. Pero ambos pasaron. Luego, por la parte socialista fueron recogiendo el testigo Óscar López y Francesc Vallès, desde la Moncloa, pero la división en el espacio de Podemos se ha dejado notar.

El equipo de Yolanda Díaz tiene perfiles potentes que saben trabajar y tejer en la sombra con los socios de Gobierno. Pero Sumar es aún una incógnita, y las desavenencias con Podemos son una estresante realidad. Faltan quienes, desde arriba, cosan en casa y con el PSOE, porque unos y otros, si quieren gobernar, no tienen alternativa de pacto. En Catalunya, los independentistas sí la tienen.

ERC, convencida (y feliz) de que su camino con Junts y la

CUP se acabó, busca coser con otros. Con los socialistas, todo abierto. Y con sectores convergentes huérfanos de proyecto (y de cargo) se busca ensanchar la base electoral. De ahí el importante papel mediático que ERC da al conseller Carles Campuzano.

Él es un buen escaparate de lo que otros pueden alcanzar (a escala) y puede ser también una buena pista de aterrizaje para algunos, no solo en el Govern y el Parlament. ERC ya ha sondeado a políticos del PDECAT para incorporarse a sus listas en el Congreso y en diferentes municipios.

En Junts, por ahora, tratan sobre todo de recoser internamente. Incluso Laura Borràs también está puesta en la tarea de mirar de sumar a gente del PDECAT, en clave municipal. Externamente, hace pocos días, en conversación discreta, la presidenta juntera recibía el reconocimiento de un prohombre socialista que le elogió la capacidad de resistencia en medio del temporal. Y dos importantísimos exalcaldes (y más) del PSC y de CIU (este, ahora en Junts) se han encontrado recientemente para compartir diagnosis de presente y de futuro. Ante la dificultad de recoser con ERC, parece que en Junts no están tan dispuestos como parece a quedarse solo haciendo ganchillo. Veremos.

Jxcat no está tan dispuesto como parece a quedarse solo haciendo ganchillo