“¿Luis Enrique de copiloto? ¡Lo echaría del coche!”
Nani Roma (50) tiene planta y de joven jugó de portero de fútbol, pero le tiraba más la gasolina. Aunque le quedó un rinconcito futbolero que asoma de vez en cuando. Como ahora.
¿Sigue el Mundial o se lo prohíbe la religión del motorsport? ¡Claro! Cuando más fútbol veo es por el Mundial, aunque, la verdad, sobre todo me fijo en los partidos de semifinales y la final. De hecho, la final del Mundial es el único partido, a parte de un Barçamadrid, que me como entero.
¿Con quién va?
¡Hombre, con la roja, tío! Además, Luis Enrique es un tío de puta madre. Me cae bien por principios. Me encantaría que lo hicieran muy bien por él. Apuesta por la gente joven, no tiene miedo a equivocarse.
¿Lo querría de copiloto?
¡Hostia, qué broncas tendríamos! ¡Me metería unas bullas… Lo echaría del coche!… (risas). Es un tío superintenso. Esta gente tan intensa es muy interesante, lo viven todo de verdad. Me gusta mucho. Me hace reír mucho cuando veo sus ruedas de prensa. Lo conocí hace años, y lo sigo, y además, le gusta mucho la bici.
Todos llevamos un entrenador dentro, pero usted además fue portero antes que piloto...
Jugué en el OAR Vic, en el Vic, en el Roda de Ter. Los porteros son los personajes raros. Por suerte, no estuve de acuerdo con un entrenador y dejé el fútbol. Aquella persona me cambió la vida.
¿Habría llegado lejos?
No creo; me habría quedado en categorías amateurs. No tenía ni la pasión ni las ganas que sentí cuando por primera vez cogí una moto.
¿Y Qatar, qué?
Lo que me fastidia es la gente que se ha dejado la vida en las obras. Un Mundial en medio del desierto, con la crisis económica y climática que vivimos, es una animalada, un contrasentido.