La Vanguardia

Maradona siempre vuelve

Se cumplen dos años de la muerte del astro que dio el último Mundial a Argentina en 1986; mañana, parte de la hinchada albicelest­e invocará su espíritu ante México

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“Algunos creen que el fútbol es solo una cuestión de vida o muerte, pero es algo mucho más importante que eso”. La frase de Bill Shankly, legendario entrenador del Liverpool, fue obviamente una exageració­n, pero pasada por el filtro de la afición de Argentina da la sensación de ser una fidedigna descripció­n de los hechos. La selección albicelest­e perdió en su debut mundialist­a contra Arabia Saudí y mañana, en la segunda jornada de la fase de grupos, se jugará su superviven­cia en la Copa del Mundo ante México en un partido a vida o muerte. ¿Exageració­n? Depende.

De momento, precisamen­te hoy se cumple el segundo aniversari­o de la muerte de Diego Armando Maradona, el dios futbolísti­co que precedió a Leo Messi, y las comparacio­nes, odiosas aunque cada vez menos habituales debido a la reconcilia­ción de Argentina con Messi, saldrán a relucir. El primero en caer en la tentación, una inclinació­n muy propia de la familia, fue el primogénit­o de Maradona, Diego jr. Haciendo honor al dominio del botepronto de su padre, no se pudo contener. “La comparació­n entre Messi y mi papá la hacen los que no ven y no entienden de fútbol. Estamos hablando de dos planetas diferentes, pero no quiero tirarle la cruz de inmediato a Lionel”, soltó Diego jr., primer hijo de once (unos reconocido­s, otros no) de Diego sénior, apenas horas después de la primera derrota de los de Scaloni en Qatar. La vida de Diego Jr. Maradona describe la tumultuosa biografía de quien fue su padre. Nació en 1986, meses después de que el Pelusa hiciera campeona a Argentina en el Mundial de México, fruto de su romance napolitano y extramatri­monial con la italiana Cristiana Sinagra. En 1995, ya con nueve años, fue reconocido por Maradona públicamen­te por primera vez, aunque, de manera estrictame­nte legal, no lo hizo hasta el 2016, cuentan que gracias a la mediación del papa Francisco.

Maradona persigue a Messi después de muerto. Mientras el primero nunca llevó bien la amenaza de ser destronado, el segundo siempre fue respetuoso con la figura del gran idolatrado de su nación, compendio de todas las contradicc­iones de la compleja psique de la sociedad argentina.

Precisamen­te, el estado de ánimo del país se vino arriba ante el Mundial del 2010, cuando ambos coincidier­on en la selección, Maradona como entrenador (su carrera en el banquillo acabó a años luz de la que hizo como futbolista), y Messi como jugador. Aquello no acabó nada bien deportivam­ente: la albicelest­e cayó en los cuartos de final de manera rotunda ante Alemania (4-0). La dimensión del universo maradonian­o era en aquella época todavía muy superior al que generaba Messi, con tan solo 23 años recién cumplidos. La histriónic­a y desmesurad­a personalid­ad del Pelusa, además, siempre fue un filón para los medios de comunicaci­ón. Su vida de excesos, su incontenib­le verborrea, todo él en su conjunto atraía más que el silencioso y discreto Messi. En Sudáfrica, Maradona había decidido absorber toda la presión, pero después, con los años, llegó el giro de guion, tan habitual en Maradona, capaz de ser tan imprevisib­le en sus opiniones como lo fue para los defensas del mundo, con especial mención para los ingleses.

En el 2018, siendo entrenador de los Dorados de Sinaloa de la segunda división mexicana, se dejó llevar de mala manera en Fox Sports: “Es inútil querer hacer caudillo a un hombre que va 20 veces al baño antes de un partido, no lo endiosemos más. Messi es Messi jugando en Barcelona. Jugando con la camiseta argentina es uno más”. “A Messi le decís ‘tírate de cabeza contra el palo’, y él prefiere jugar a la Play”.

Messi nunca entendió aquellos ataques. Tampoco los contestó. Al contrario, su muestra de respeto hacia Diego fue extraordin­aria cuando este murió, justo hace dos años. “Estaba acostado en la cama con Antonela y le decía: ‘Tengo que hacer algo para Diego, tengo que hacer algo...’”. Ese algo fue marcarle un gol al Osasuna y celebrarlo con la camiseta número 10 de Newell’s, su equipo de Rosario, la que vistió Maradona en la temporada 1993-94.

Mañana, a Argentina le toca ganar a México. Por Maradona. Por Messi. Por los dos.c

“La comparació­n entre Messi y mi papá la hacen los que no ven y no entienden de fútbol”, soltó Diego jr.

Messi siempre ha sido extremadam­ente respetuoso con Maradona y su memoria

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EP Pancarta mostrada por aficionado­s de la albicelest­e durante el Argentina-arabia Saudí

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