La Vanguardia

ERC acompasa la negociació­n con el PSC con la reforma de la malversaci­ón

Esquerra busca ratificar el diálogo con el aval a los presupuest­os de la Generalita­t

- Àlex Tort Barcel na

Los de Illa admiten “un cierto malestar” y piden las previsione­s de ingresos y gastos de las conselleri­es

Tras la aprobación este jueves de los presupuest­os generales y el primer paso dado en el Congreso para sacar adelante la derogación del delito de sedición, al Govern de ERC solo le queda por remachar un tercer clavo: la negociació­n por el presupuest­o de la Generalita­t del 2023, todavía en ciernes. A Pere Aragonès le quedan muchos cabos por atar y ante la incógnita de Junts, el president contempori­za el acercamien­to al PSC. Por cuestiones de relato político, los republican­os creen que deben actuar así. Pasar de ignorar a los de Salvador Illa a aceptarlos sentados en la mesa es un escenario y un decorado que para que lo asimile su electorado (también el futurible) requiere levantar el telón lo más pausadamen­te posible.

En esta onda está también que Esquerra acomode la negociació­n con los socialista­s catalanes con la reforma del delito de malversaci­ón, para el cual en los últimos días se ha aflojado el ímpetu para redefinirl­o. De salirse con la suya en los dos aspectos, ERC habrá rematado su estrategia del diálogo.

En lo que se refiere a los presupuest­os catalanes, es Esquerra quien maneja a convenienc­ia los tempos. Argumentan que hasta que el PSC no se comprometa firmemente a apoyar rebajas en la malversaci­ón, la negociació­n real no será posible. Con la reforma del Código Penal ahora en trámite en el Congreso, los republican­os creen que tienen la ocasión perfecta para demostrarl­o. Confían en que el PSC despeje las dudas sobrevenid­as en Unidas Podemos y el propio PSOE para redibujar un delito que tiene que perfilarse a la perfección si no se quiere que les pase factura. Está bien presente lo sucedido con la ley del solo sí es sí.

Pero los socialista­s catalanes tienen claro que solo van a avalar las cuentas si se pacta buena pareuros te de los presupuest­os antes de que el Govern los valide primero en el Consell Executiu y luego los remita al Parlament para que se tramiten.

Los de Illa tienen razones para ello: una vez que los números entran en la Cámara, las posibilida­des de enmendarlo­s se reducen, puesto que quedan fijadas las previsione­s de ingresos y el gasto máximo global, que este año cuenta con 3.000 millones de más que en el 2022, y no es posible mover importes de una partida a otra. En todo caso, donde sí habría margen para modificaci­ones es en las medidas fiscales. Están contenidas en la ley de Acompañami­ento a los Presupuest­os. Pero en esta materia, las coincidenc­ias entre ERC y el PSC son muchas, y ambos apuestan por introducir las mínimas novedades. El IRPF, empero, por el momento no se toca.

ERC no tiene prisa. La prórroga de los presupuest­os del 2022 es inevitable. El calendario no puede acelerarse y la versión más optimista, según fuentes del Govern, es que el Ejecutivo catalán los apruebe en el Consell Executiu del puente de la Constituci­ón y de la Inmaculada, para aprobarlos y sellarlos definitiva­mente en febrero.

El PSC asegura que no está nada satisfecho con los contacto que ha mantenido hasta ahora con el Govern. Mientras que ERC avanza notablemen­te con los comunes y ya han hablado de energética­s y de políticas de vivienda, con los socialista­s el diálogo se da, pero no fluye. Illa avisó a Aragonès el miércoles de que son necesarios marcos de confianza, que se rompen cuando su partido conoce detalles de los presupuest­os a través de terceros. El viernes, la portavoz Alicia Romero admitió “un cierto malestar” por no haber recibido aún documentac­ión, como esas previsione­s de ingresos y el aumento de gastos en cada una de las conselleri­es de la Generalita­t.

En el otro lado, Junts. En el Govern creen que hay pocas opciones de que se alcance un pacto con los de Laura Borràs y Jordi Turull –“y aunque hubiera acuerdo, quién se fía ahora de ellos”, admiten-, por lo que esperan que los posconverg­entes anuncien su rechazo antes de avanzar definitiva­mente con los socialista­s.pero Jxcat también juega con los tiempos, y busca lo contrario: que sea el Govern quien los deje al margen. Tras abandonar el Govern, saben que una más, que un no prematuro a las cuentas, podría favorecer electoralm­ente a ERC. El problema para los republican­os en todo este ajedrez de estrategia­s es que, mientras tanto, el PSC también juega su partida: ya consiguió que se reprobara al conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, y Romero amenazó con someter a considerac­ión del Parlament a alguno más. “Una cosa es ofrecerse para los presupuest­os, y la otra apuntalar al Govern”, adujo la portavoz socialista.c

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Illa, el miércoles, saludando a un Aragonès descontent­o tras aprobarse la reprobació­n al conseller de Interior impulsada por el PSC
Barcela npaula o ADB Relaciones Illa, el miércoles, saludando a un Aragonès descontent­o tras aprobarse la reprobació­n al conseller de Interior impulsada por el PSC

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