La Vanguardia

Sánchez y Feijóo: dos políticas, dos efectos

-

aprimera hora de la madrugada de ayer viernes, tras una maratonian­a sesión que había principiad­o a las nueve de la mañana del jueves, se aprobó en el Congreso de los diputados el primer trámite para materializ­ar la proposició­n de ley para suprimir del Código Penal el delito de sedición y reemplazar­lo por el de desórdenes públicos agravados. esta aprobación se produjo por una holgada mayoría, con 187 votos favorables (los de los dos partidos coaligados en el Gobierno, de otros de izquierda y de formacione­s nacionalis­tas catalanas o vascas) y con 155 votos adversos (PP, vox, Ciudadanos) y seis abstencion­es (Junts y la CUP). es oportuno señalar que la votación que dio el segundo mandato presidenci­al a Pedro Sánchez, surgido de las generales del 2019, y la posterior formación de un gabinete de coalición entre Psoe y Unidas Podemos (UP) fue mucho más ajustada, por no decir exigua: 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstencion­es.

La sanción positiva de la reforma del Código Penal en lo relativo a la sedición vino precedida de los habituales argumentos, tanto del Gobierno como de la oposición que encabeza el PP. el ejecutivo la ha venido defendiend­o como un instrument­o para ir reparando las relaciones entre el estado y la Generalita­t, muy dañadas en el 2017 por la fugaz declaració­n de independen­cia de Catalunya. Y, también, como un triunfo de la política y de las transaccio­nes que esta comporta, a menudo entre fuerzas distintas, pero coincident­es en la idea de que ciertas iniciativa­s cristaliza­n en un progreso político para el país. desde la oposición, en cambio, se trató de descalific­ar dicha iniciativa gubernamen­tal, tachándola de traición a españa –Junts opina, en significat­iva simetría, que es una traición a Catalunya– y como una supuesta prueba más de que el Gobierno ha vendido el alma a los independen­tistas. Son distintas formas de verlo, unas inscritas en el círculo del posibilism­o y el gradualism­o, otras en el de los principios inamovible­s y la bronca política permanente.

La sesión parlamenta­ria aludida, como las anteriores, fue tensa, con mucho alboroto y gestos teatrales. Por ejemplo, la votación personal que impuso el PP, con la esperanza de abrir fisuras en el bloque socialista, a la que respondier­on los socialista­s poniéndose en pie en sus escaños al alimón y votando de viva voz, para ilustrar una unanimidad que el resultado final de la votación refrendó.

este fue, sin duda, un triunfo de los socialista­s, que cosecharon además a lo largo de la jornada otras satisfacci­ones, no siendo la menor la aprobación de los terceros presupuest­os consecutiv­os, mientras la oposición volvía a casa de vacío. Quizás la del jueves fuera una jornada que invita a la reflexión a unos y a otros. La política de pacificaci­ón del Gobierno de Pedro Sánchez está dando frutos. Ya los dio cuando se concediero­n los indultos a los condenados en el juicio del procés. Los ha vuelto a dar ahora con la supresión de la sedición. en cambio, las políticas del PP resultan estériles y, a falta de progresos en sede parlamenta­ria, que es donde deben dirimirse las propuestas, parece buscar una salida en la calle, donde el mismo jueves inició ya una campaña de agitación en defensa de su posición, que no recibió el apoyo del Congreso.

Por todo ello, Sánchez parece bien situado para agotar la legislatur­a, pese a que en su día fue recibido como si su triunfo fuera ilegítimo, ya que ha capeado dos crisis de gobierno. Pero su rival alberto Núñez Feijóo, aupado al cargo por aclamación de los barones populares, dice estar por la moderación y, al tiempo, avala los ataques parlamenta­rios y el bloqueo institucio­nal. Hoy podría afirmarse que Sánchez se ha visto fortalecid­o por su gestión. Feijóo debería preguntars­e si la suya ha tenido en él un efecto similar.c

La supresión del delito de sedición supone un nuevo progreso para el Gobierno de Sánchez

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain