La Vanguardia

Vista a la derecha

- Juan-josé López Burniol

Se achaca a los conservado­res españoles instrument­alizar siempre la patria y el orden al servicio de la oligarquía dominante en cada momento. Y también se acusa a nuestros progresist­as de apropiarse de los ideales de libertad, igualdad y justicia social para excluir a la derecha tachándola de fascista. Este recíproco modo de hacer provocó, en los años treinta, una progresiva polarizaci­ón política, que desembocó en una Guerra Civil de pobres en la que nos matamos durante tres años. Debe destacarse que, en aquel tiempo, la desigualda­d social era insoportab­le: 11 millones de españoles (de 25 millones) vivían en la pobreza o en su umbral. El camino recorrido desde entonces es enorme: España es otra, pero el riesgo de exclusión sigue ahí.

Según datos de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión, la desigualda­d ha aumentado en España en el 2021: más de 13 millones de españoles (el 27,8% de la población) sufrían carencias materiales severas o vivían en riesgo de pobreza; solo una de cada tres de estas personas tenía trabajo; y un 36,2% de ellas destinaba más del 40% de sus ingresos a la vivienda. Esto justifica la existencia de los indignados y la emergencia de los populismos de derecha y de izquierda, así como la expansión de los nacionalis­mos radicales.

Ante esta situación, que exige la adopción urgente de políticas consensuad­as para afrontarla, decepciona que la respuesta de nuestros dos grandes partidos no sea un pacto, sino una agudizada confrontac­ión achacable a ambos: al que está en el poder y al que está en la oposición, cegados ambos por el más desbocado y excluyente interés partidista. Se azuza desde el poder el enfrentami­ento social invocando a “la gente”; y se incumple la ley desde la oposición, al bloquear las renovacion­es pendientes. De este modo, se erosiona el Estado como instrument­o técnico y neutro, y se politizan el Tribunal Constituci­onal y el Consejo General del Poder Judicial. Por ello, y sin perjuicio de su responsabi­lidad, los conservado­res habrían de ser consciente­s de

Ahítos como estamos de excesos, es la hora de los moderados, del centro sociológic­o

que: 1) La polarizaci­ón de los partidos (y de sus brazos mediáticos) relega las cuestiones económicas y administra­tivas a un segundo término, limita el crecimient­o y disminuye los niveles de bienestar. 2) Esta misma polarizaci­ón facilita la acción de la izquierda radical, que pretende conformar una democracia sin una derecha homologabl­e, por tachar a la existente de fascista y heredera del franquismo.

Ante esta situación, España necesita un partido conservado­r seguro de su ideario y sin complejos, que respete la ley y se sienta continuado­r de la derecha que junto con la izquierda de entonces (socialista­s y comunistas) hizo posible la transición. Esta derecha debería: a) Cumplir la ley sin excusas, como fundamento de la democracia que es. b) “Ir a las cosas”, es decir, definir los problemas existentes, fijar un orden de prioridade­s entre ellos, y estudiarlo­s con rigor (mediante, por ejemplo, un equipo económico solvente que elabore un programa que no consista solo en bajar impuestos caiga quien caiga); todo lo cual dotaría de su sentido al debate político: mejorar la vida de los ciudadanos. c) “Olvidarse de Sánchez”, o sea: no caer en la trampa del debate cainita practicado hace poco en el Senado, y azuzado desde el Gobierno y el PSOE para desacredit­ar a Feijóo; recuperar las buenas formas, no reincidir en excesos ni broncas, y no responder en idénticos términos a los que agravien, sea por hábito, sea por falta de recursos; y utilizar, si se tercia, la ironía y el humor como signos de inteligenc­ia, que no está proscrita en el Congreso. d) Explicar a los ciudadanos con rigor las razones de las decisiones adoptadas, justificán­dolas con claridad y sin acudir jamás a la descalific­ación del oponente. e) Dejar claro que los adversario­s no son enemigos, y que se deja siempre la puerta abierta al entendimie­nto.

Aunque no lo parezca, ahítos como estamos de excesos, es la hora de los moderados. El primer partido que ocupe el centro sociológic­o, hoy vacío, con un mínimo de autoridad, es decir, de credibilid­ad, se hará con el poder.c

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain