Las amazonas de los libros
durante la Gran depresión, en el estado de Kentucky se puso en marcha un programa para hacer llegar libros a los rincones más apartados de los apalaches. Un grupo de mujeres valientes fueron las encargadas de llevar a cabo la misión entre 1936 y 1943. Los caminos no eran llanos y había que recorrer las distancias a caballo.
esta historia la cuenta Concha Pasamar en Bibliotecarias a caballo (a Fin de Cuentos), un álbum ilustrado y editado en castellano, catalán y euskera. ¿Un álbum ilustrado es solo para niños? en la librería donde lo compré acababan de recibirlo y aún no lo habían colocado en ninguna mesa o estante, por lo tanto no tenía pistas sobre si iba a ir a parar a la sección infantil o a algún lugar indefinido. Pero es evidente que por el hecho de que sea ilustrado no debe encasillarse al público al que se dirige y puede interesar a gente de edad diversa. a mí me llamó la atención el título, y la historia, que desconocía, es apasionante.
en las principales poblaciones de Kentucky se crearon unos pequeños almacenes donde se guardaban los libros que habría que repartir. Un grupo de mujeres que sabían leer y escribir –era la única condición para obtener el trabajo– alquilaban una mula o un caballo, cargaban sus alforjas de libros y se adentraban en senderos empinados para alcanzar los núcleos minúsculos o las casas aisladas. Se las conocía como las señoras de los libros. el mal tiempo no las detenía, ni la nieve del invierno ni el bochorno veraniego porque alguien podía salir al camino a encontrarlas y no le podían fallar.
aparte de entregar libros, arreglaban los que se estropeaban y leían en voz alta a la gente que no sabía. Como los libros más pedidos eran de uso práctico, se convirtieron en editoras: en los libros dañados añadían páginas con recetas, patrones, instrucciones para hacer un pozo o cultivar patatas, remedios caseros o noticias de actualidad. eran los scrapbooks o libros de recortes. entre las noticias que las horse women divulgaron estaban las de la guerra civil española.
Y una historia siempre trae otra. en Catalunya, durante la guerra, se montó un servicio que llevaba libros al frente y a los soldados hospitalizados. más adelante hizo esa función un bibliobús, que finalmente sirvió para llevar a un grupo de escritores –rodoreda, obiols, oliver, Trabal...– a Francia, camino del exilio.c
Las bibliotecarias a caballo recorrieron los Apalaches repartiendo libros