Estar por estar
Dos son las gotas que, unidas a una idea que me ronda la cabeza en estos últimos tiempos, me han llevado a escribir este texto. Por un lado, la visita a Nueva York de mi amiga de la primaria, Maru, y sus comentarios al respecto, que hablan de una paulatina deshumanización en el trato casual, al paso, en las calles, las cafeterías, los museos, un trato que convierte a las demás personas en un útil, en un número, en un negocio, en una entrada de ordenador, en estadística. Por otro lado, la referencia a un cuento de O. Henry titulado
La cuadratura del círculo, que transcurre también en aquella misma ciudad y al que hizo referencia hace poco en uno de los audios que me envía a diario mi amigo Carlos, relato en que dos enemigos dejan de serlo solo para sentirse acompañados en una urbe que los menosprecia, los aísla, los anula.
Dos gotas como digo que se han sumado a la impresión que en estos últimos meses se ha convertido en certeza y que percibe con pesadumbre el modo en que se ha olvidado lo que es hacernos compañía. Sin más. Unas humanas a otras. Unos humanos a otros. Estar por el simple hecho de estar, sin que haya una intención por medio, ni el deseo de entretenerse ni un asunto práctico que resolver ni una rentabilidad que lo justifique o un negocio que lo requiera. Estar para sonreír con alguien, respirar con alguien. Estar porque se está viva. Porque se puede. Porque se es distinta a un objeto, porque circula una energía atávica que, incluso en silencio, nos permite comunicarnos. Porque se presencia la felicidad o la tristeza o la preocupación de alguien. Estar por cariño, sin sacar nada a cambio o incluso ofreciéndolo.
Estar por el amor de estar. Y, para ello, dejar a un lado las pantallas y los móviles y los juegos digitales. Volver a las miradas y a las cercanías y a las atenciones. Ver en las demás personas la sed o el cansancio o el hambre. Verles el corazón en las manos, las palabras en los gestos. Estar como está la mar o el árbol o la tierra. Estar porque se es. Estar porque nos está pasando lo mismo, nos está pasando la vida, y nadie sabe muy bien por qué.c