La Vanguardia

Misuri niega a la hija de un condenado a muerte asistir a la ejecución

Un juez rechaza la súplica porque ella tiene 19 años y no los 21 establecid­os por ley

- Rrancedc Peirln Nueva York. Correspons­al

Ni siquiera está permitido un adiós leído en los labios o un gesto de despedida.

“Es insoportab­le saber que estoy a punto de perder a mi padre otra vez cuando el estado de Misuri lo mate y que no pueda estar presente en su ejecución simplement­e por mi edad”, escribió Corionsa Khorry Ramey en su petición judicial de emergencia contra la ley estatal.

Ramy tiene 19 años y le han negado asistir a la ejecución de su padre, Kevin Johnson, de 37, programada para este martes, en el penal de Bonne Terre.

La negativa se basa en que en Misuri existe una edad mínima de 21 años para ser testigo de una ejecución. El juez Brian Wimes argumentó que Ramey, mayor de edad para votar o comprarse legalmente una pistola, podía sufrir un daño emocional y consideró que no se vulneraba ninguno de sus derechos constituci­onales.

Johnson fue declarado culpable y condenado a la pena capital por matar al policía William Mcentee, en el 2005, en la localidad de Krirkwood. El agente tenía tres hijos.

Sus abogados han realizado numerosas apelacione­s para frenar la ejecución, según la ACLU, el grupo de defensas de los derechos civiles que en este caso apoya a Ramy.

En su petición para asistir al último suspiro de su padre, la hija argumentó que él es el único pariente directo que le queda, después de que su madre muriera asesinada, situación de la que ella fue testigo cuando era una niña de cuatro años.

A pesar de estar en prisión durante los últimos 17 años (Ramey tenía solo dos), ella aseguró que ha mantenido una estrecha relación con su padre, con el que hablaba cada semana. Incluso el mes pasado le pudo presentar a su hijo, el nieto del reo.

Johnson solicitó que Ramey fuera uno de los cinco testigos a los que se les permite asistir al momento de la inyección letal, tal como se recogió en la queja.

“Me rompe el corazón no poder estar con mi padre en ese momento definitivo”, remarcó la hija en un comunicado difundido vía la ACLU, institució­n que defiende que el requerimie­nto de la edad no sirve a ningún fin de seguridad. “Mi padre es la persona más importante en mi vida. Ha estado conmigo toda mi vida, incluso estando encarcelad­o”, recalcó.

En ese comunicado, sostuvo que su padre ha trabajado duro para rehabilita­rse todos estos años en el corredor de la muerte. “Rezo para que el gobernador de Misuri se apiade y tenga clemencia”, añadió. El gobernador republican­o Mike Parson no ha mostrado hasta ahora mucho interés en esa solicitud.

La defensa de Johnson no cuestiona el veredicto de culpabilid­ad, pero sí la sentencia fatal. Lucha por un cambio, por la cadena perpetua.

En las apelacione­s, con el apoyo de un fiscal especial, los letrados señalaron que el racismo jugó un papel destacado cuando el jurado le impuso la pena capital. Johnson es un hombre negro y el difunto era un policía blanco.

Solicitaro­n la intervenci­ón del tribunal por varias razones. Entre otras, su historial de enfermedad mental y su edad. Solo tenía 19 años al producirse el crimen. La justicia se ha alejado cada vez más de condenar a muerte a los delincuent­es adolescent­es desde que en aquel 2005 prohibió la ejecución de un convicto que todavía no había cumplido los 18 en el momento de su delito.

En la documentac­ión presentada al Tribunal Supremo de Estados Unidos, el fiscal general de Misuri replicó que no existen motivos para la intervenci­ón del alto tribunal.

“Los familiares de la víctima de Johnson han esperado mucho tiempo para obtener justicia y cada día de espera es un día más en que se les niega las posibilida­d de encontrar descanso tras la pérdida”, afirmó.

Hay que remontarse al 5 de julio del 2005. La policía de Kirkwood investigab­a un vehículo pertenecie­nte a Johnson, que estaba en busca y captura por romper la liberta condiciona­l por otro caso. Revisaban ese coche detectado cerca de la casa del buscado y su hermano, Joseph Bam Bam Long, de 12 años, sufrió una convulsión.

Acudieron varios policías, entre estos Mcentee, en respuesta a una emergencia médica. Long murió en un hospital por una enfermedad cardíaca preexisten­te. Johnson acusó a Mcentee de no hacer lo suficiente por salvarlo y le disparó tras encontrars­e con él ese mismo día.c

Kevin Johnson está en prisión desde el 2005 por matar a un policía, pero su hija ha mantenido el contacto

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Hncredited / AP Kevin Johnson

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