La Vanguardia

Vox reclama un “resurgir patriótico” de España contra el “Gobierno de la traición”

- Asier Martiarena Madrid

Vox movilizó ayer a sus simpatizan­tes contra la “destrucció­n de las institucio­nes” que, a su juicio, está llevando a cabo el Gobierno central. De la mano del sindicato Solidarida­d, la formación ultranacio­nalista convocó varias concentrac­iones frente a los ayuntanes” mientos de todas las capitales de provincia para reclamar, junto a una nueva batería de insultos, un “resurgir patriótico” que ponga freno, entre otros, a la reforma de la sedición auspiciada por el Ejecutivo de coalición. Con las concentrac­iones, la formación que lidera Santiago Abascal buscó rentabiliz­ar la notoriedad cosechada la pasada semana con los ataques a la ministra de Igualdad, Irene Montero.

El acto principal se celebró en la plaza Colón de Madrid y reunió a 25.000 personas, según la Delegación del Gobierno. Ante ellos, Abascal hizo un llamamient­o a la “reacción social” contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez, a quien tildó de “político sin escrúpulos” y un “jefe de demolicioq­ue está al frente de un “Gobierno socialcomu­nista de la traición, la insegurida­d y la ruina”.

Abascal aludió a la reacción de Montero tras el ataque de la diputada de Vox Carla Toscano, quien dijo el miércoles, en el pleno del Congreso, que el único mérito de la ministra había sido “estudiar en profundida­d a Pablo Iglesias”. “Se victimizan. Lo que hemos tenido que aguantar esta semana. Decir la verdad en el Congreso se ha convertido no ya en una osadía. Ya es la antesala de un delito. Es violencia, llevarles la contraria es violencia”, dijo.

Del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró que es un “político eficiente a la hora de soltar a los delincuent­es, sediciosos y malversado­res”. Por ello, dijo que España necesita lo que encarna Vox: un “resurgir patriótico” y un “renovado orgullo nacional” ante el “hartazgo de acomplejar­se de nuestra patria”. Según Abascal, el Ejecutivo ha acabado con los “pilares esenciales que un país necesita para mantenerse en pie”, ya que en España ya no hay “democracia real”, ni “soberanía”, ni “institucio­nes sólidas e independie­ntes”. c

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