Seis momias que hablan
Una exposición de Caixaforum sobre el antiguo Egipto explica cómo vivía y moría la élite faraónica
En Pena m un nebn es uttawy descubrió entre otras cosas el cerebro; en Ameniryirt, cáncer; en Nesperennub, unas caries de campeonato; y en Takhenemet, un moño. Son algunos de los hallazgos que el ojo de Horus del siglo XXI, la tomografía computerizada, el ojo que todo lo ve, ha detectado en cuatro de las momias de una fabulosa exposición, coorganizada por el Museo Británico y la Fundació La Caixa, abierta ayer en el Caixaforum de Barcelona.
Porque una de las gracias de la muestra es que combina el flagrante interés de los objetos exhibidos –seis momias de entre el 800 a.c. y el 100 d.c., con 260 piezas de apoyo, entre sarcófagos, estelas, vasos canopos, joyas, herramientas, un delicioso caballo de juguete, con ruedas...– con el resultado de las investigaciones científicas a las que el transatlántico británico las ha sometido. El ojo de Horus fue hace tres milenios el más popular amuleto, porque protegía y aumentaba la vista y todo lo veía. Ese papel lo cumple hoy esa tecnología, que aplicada a las momias está ofreciendo resultados increíbles.
Sin tocar los cuerpos, que siguen embalsamados, los especialistas del Museo Británico han descubierto montones de cosas sobre aquellos seis sujetos. Además de los mencionados, hay otros dos anónimos, un joven de época grecorromana y un niño de 4 años.
Hay un problema de base: solo se embalsaman los ricos y por tanto conocemos mejor sus vidas que las de la plebe. Solo ellos podían costearse una momificación, ese paso por boxes antes de emprender el camino al más allá. “Se momificaban para seguir viviendo”, explicó Marie Vandenbeusch, comisaria de la muestra e integrante del Departamento del Antiguo Egipto y Sudán de la institución británica, que ha montado la exposición mano a mano con Daniel Antoine, conservador jefe del mismo departamento.
Cuatro de las seis momias padecieron ateroesclerosis, posiblemente por un exceso de alimentos grasos (gracias a la condición social) o quizás por factores genéticos.
Que una momia fuera enterrada con el cabello recogido, por ejemplo, puede indicar que aquello era un símbolo de nobleza o, cuando menos, una moda.
De la momia de Nesperennub, se descubrió con el escáner que tenía dispersos por el cuerpo un bol de arcilla, una serpiente, un pectoral, figuras de cera de los hijos de Horus y una placa de incisión, la que se empleaba para tapar el corte en el abdomen a través del cual se extraían los órganos internos. La precisión del escáner es tal que en el bol están impresas las huellas digitales del artesano que lo fabricó. Los objetos han sido reproducidos uno por uno.
Del sarcófago de Pena m un nebn es uttawy, por su lado, se sabe que se fabricó con hasta 36 planchas de madera diferente, un bien escaso en aquella civilización, y que por tanto explica aspectos de su economía. Pena m un nebn es uttawy…V anden be us che specificó que los egipcios no usaban diminutivos: hay que imaginarse la autoridad del a mamá de Pena m un nebn es uttawygritánd olea comer.
Ameniryirt, por su lado, tenía una dentadura algo perjudicada… se sabe que sufrió también diversos cánceres (es uno de los primeros humanos en quien se diagnostica), uno de ellos en la cadera posiblemente originado en algún tejido blando.
“Como nosotros en el 2022, tenían algunos tratamientos mágicos y algunos similares a los que usamos actualmente”, explicó la comisaria.
¿Por qué Egipto sigue fascinando en Occidente? Vandenbeusch apuntó algunos ingredientes: la sequedad del país permitió empezar a momificar a las personalidades, fueron capaces de crear inmensos monumentos y también de consolidar una cultura material que ha llegado hasta nosotros.
¿Es la investigación puntera un motivo para mantener todos esos bienes en los países que se los llevaron durante procesos coloniales? La directora de compromiso internacional del Museo Británico, Nadja Race, defendió que la institución investiga desde hace décadas para revertir socialmente el valor de esos bienes, y juega un papel clave en la formación de las élites intelectuales de muchos países. Decenas de especialistas se han formado aquí, alegó.c
La tecnología desvela objetos, modas y enfermedades en los cuerpos embalsamados