La Vanguardia

Un camaleón nipón

Sergi Samper y Miguel Ángel Lotina desgranan los peligros de la selección de Japón y coinciden en destacar la figura de Mitoma

- àcrs cieres Doha (Qatar). Enviado especial

Japón fue un alumno tardío. Entre el sumo y el béisbol, al fútbol le costó muchos años abrirse paso. De hecho, hasta 1998, cuando el Mundial hizo parada en Francia, no logró codearse con los mejores. Pero desde entonces han acudido a todas las citas. “Ir al Mundial es como una obligación para los japoneses, se da casi por sentado porque hay mucho talento. En Asia no hay demasiados equipos con opciones, se la juegan con Corea o con Australia, a veces se cuela Arabia Saudí, pero poco más”, explica Sergi Samper, futbolista criado en La Masia pero que defiende los colores del Vissel Kobe desde el 2019.

El techo de Japón en una Copa del Mundo son los octavos de final, ronda que han alcanzado en tres ocasiones: 2002 (cuando fueron anfitrione­s junto a Corea del Sur), 2010 y 2018. En Qatar rompieron muchos pronóstico­s y firmaron una de las grandes sorpresas tumbando a Alemania pero la triste derrota contra Costa Rica les obliga prácticame­nte a tener que ganar a España para repetir presencia entre los 16 mejores. “Es un equipo al que le falta algo de madurez para poder competir en este tipo de torneos con posibilida­des de verdad”, apunta Miguel Ángel Lotina, exentrenad­or del Tokyo Verdy, Cerezo Osaka, Shimizu S-pulse y Vissel Kobe de la liga japonesa.

Para sellar su billete a octavos, España deberá contrarres­tar en el Jalifa Stadium a un rival con la capacidad para cambiar de dibujo a lo largo de los partidos en función del juego como una de sus principale­s virtudes. “Japón analiza mucho a los rivales tácticamen­te, tiene jugadores muy bien dotados y durante un partido son capaces de cambiar dos o tres veces de sistema. Algunas veces es para defender mejor y otras para atacar mejor, pero siempre lo analizan todo muy bien y detectan los problemas, no les cuesta variar el dibujo”, plantea Lotina. “De base la selección utiliza dos dibujos, el 4-2-3-1 o el 5-2-3 con dos carrileros que son casi delanteros, aunque les gusta más no pensar mucho y jugar al contragolp­e que llevar la iniciativa”, añade Samper.

Sin demasiado margen de error, obligado a ganar a España, el desempeño de Japón en una situación de máxima presión como esta no augura grandes devenires para el futuro nipón en Qatar según Lotina: “En un principio, jugar con presión no favorece nada a los japoneses, que brillan mucho más cuando lo hacen más liberados de cargas extradepor­tivas. Pero todos los jugadores de esta selección han jugado en otras ligas, han estado en Europa, y están más acostumbra­dos a la presión”. Sobre

el juego del combinado que dirige Hajime Moriyasu, Samper señala sus virtudes: “Es un equipo con jugadores de mucho talento, muy buenos, pero irregular. Siempre hacen lo mismo, los japoneses tienen tres o cuatro cosas que hacen bien pero ante ciertos rivales les cuesta innovar y que el entrenador aporte soluciones, por mucho que cambie de dibujo”.

Japón tiene en Daichi Kamada, centrocamp­ista del Eintracht, a su estrella más mediática pero tanto Samper como Lotina coinciden en señalar el mismo nombre como gran peligro nipón. “Aunque el selecciona­dor le usa siempre de revulsivo y nunca juega de titular a mi me gusta mucho Mitoma, un extremo diestro que suele jugar por la izquierda”, conviene Lotina. “El uno contra uno de Mitoma es espectacul­ar”, concluye Samper.

“Los japoneses analizan mucho al rival y cambian a menudo de sistema durante un partido”

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Barcec onxaiko / AP Hajime Moriyasu se concentra en el campo de entrenamie­nto mientras sus jugadores calientan al fondo

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