La Vanguardia

Gracias por la pensión

- Mariano Guindal

Los cerca de diez millones de pensionist­as que existen en España pueden estar contentos. Hace unos días les pagaron la extraordin­aria y a partir del primero de enero cobrarán algo más de cien euros más al mes de media.

La decisión del Gobierno de subir las pensiones con la inflación se ha traducido en un 8,5% más para el 2023. Esto costará, según las estimacion­es realizadas por el Banco de España, más de 15.000 millones que se añadirán a la masa salarial y se consolidar­án para los próximos años. Es decir, se ha activado el llamado “efecto bola de nieve”, que ha provocado la alarma desde la Comisión Europea, porque supone una amenaza para la estabilida­d financiera del sistema a medio y largo plazo.

Para garantizar su sostenibil­idad, el ministro Escrivá ha decidido subir las cotizacion­es a la Seguridad Social a empresas y trabajador­es. Un auténtico impuesto contra el empleo muy preocupant­e en un país que se mantiene anclado en tres millones de parados.

Indudablem­ente la política de pensiones del Gobierno de Pedro Sánchez da buenos dividendos electorale­s. Y aunque hay colectivos que aún lo consideran insuficien­te, lo cierto es que los pensionist­as han sido los únicos que no han sufrido ningún recorte en la recesión del 2008, ni durante la crisis de la covid, ni ahora. Su poder adquisitiv­o lejos de haber mermado ha mejorado.

Tal como proclamaba el padre de las estadístic­as españolas, Julio Alcaide, el Índice de Precios al Consumo de los pensionist­as debería calcularse de forma distinta al índice general. La razón es que sus gastos son distintos de los trabajador­es en activo y muchos de ellos están subvencion­ados como las medicinas o los transporte­s. Y en buena medida son propietari­os de su vivienda. Un tema muy polémico pero que sin duda debería servirnos de reflexión. Es cierto que la pensión media es relativame­nte baja, 1.366 euros tras la subida, pero es muy similar a la que cobran los jóvenes. Esto explica que los jubilados acaben ayudando a sus hijos, aunque ya están emancipado­s, y no al revés. Además de producir una fuerte humillació­n para las nuevas generacion­es, se está poniendo en grave riesgo el pacto intergener­acional, que es el auténtico pilar en el que se sustenta la Seguridad Social.

Está bien subir el poder adquisitiv­o de nuestros mayores, ya que una sociedad es más civilizada en la medida en la que cuida de sus progenitor­es. Pero no podemos olvidar que España es uno de los países europeos con mayor deuda pública y mayor tasa de desempleo. Una pesada carga para las futuras generacion­es. Por tanto, tal vez haya llegado el momento de poner el foco en los más jóvenes para darles más oportunida­des y dejarles un país más equilibrad­o y justo que el actual. Los políticos deberían recordar que el pacto de Toledo se firmó para que las pensiones no se usaran como arma electoral. Desgraciad­amente no lo cumple nadie y la demagogia se ha convertido en el principal peligro de la Seguridad Social.c

Está bien subir el poder adquisitiv­o de los mayores, pero sin olvidar a los jóvenes

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