Sobre la leucofobia

En el gremio de los escritores, uno de los síndromes habituales es el del miedo a la página en blanco. Puede ser producido por la ansiedad o por la falta de confianza en uno mismo. Da igual. La página está ante ti y no sabes cómo empezar a llenarla. ¿Con qué palabras? Solo con que escribieras una frase, la página ya no estaría en blanco. Pero si te sobrepones, ves como, enseguida, a la primera frase le sigue una segunda y, a esta segunda, una tercera, y una cuarta. Los anglosajones han bautizado incluso un método infalible: lo llaman the journalist glass ,un vasito de whisky que te permite desinhibirte y empezar a teclear sin problemas.

Ahora, en China, los manifestantes que protestan contra las políticas de covid cero del Gobierno muestran a la policía una página en blanco. Un estudiante universitario explica: “La hoja en blanco representa todo lo que queremos decir pero no podemos decir”. En Rusia hacían algo parecido en marzo, al inicio de la guerra de Ucrania. La policía los detenía porque consideraba aquella blancura como una acción agresiva contra los agentes. En teoría, una hoja en blanco no protesta por nada en concreto. Como no hay nada escrito, no se debería penalizar. Pero una cosa es la teoría y otra la evidencia. Precisamente por el hecho de no concretar una queja específica, deja la puerta abierta a todas las quejas posibles y resulta más peligrosa que cualquier consigna que proclamara.

Para cerrar el círculo y volver al principio, recordemos el caso de un hombre que no sufrió nunca el síndrome de la página en blanco porque supo darle otro sentido. Es el no suficientemente prestigioso escritor brasileño Max Sussol, que en 1986 publicó O que se pode fazer sexualmente após 80 anos (Coleção Psicologia; 120 páginas, todas en blanco evidentemente).c

En China los manifestantes exhiben una página en blanco