La Vanguardia

Los chats los carga el diablo

- Màrius Carol

en Madrid es donde mejor se abraza, pero el abrazo a menudo es una impostura. Las palmaditas en la espalda en los pasillos del poder no siempre significan apoyo, calidez y afecto. a menudo, son advertenci­as de que lo que hoy es un reconocimi­ento mañana puede ser una zancadilla. Por no hablar de los chats de Whatsapp de las cúpulas de los partidos, donde se ha corregido la máxima de los mosquetero­s, pues al uno para todos le sigue el todos contra uno, sin que vibre el móvil.

este fin de semana, El País ha hecho públicos los mensajes de felicitaci­ón que recibió Pablo Casado en su grupo de Whatsapp tras sus denuncias de corrupción contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz ayuso, a raíz de la intermedia­ción de su hermano en la venta de mascarilla­s a esta institució­n. Pero en apenas cinco días, se pasó del

Sorprende leer los elogios de la cúpula del PP a Casado para a continuaci­ón fulminarlo

“Pablo siempre ganas, cuando, además de con la razón, hablas con el corazón” (Javier Maroto) o “en el PP la responsabi­lidad, lealtad y ejemplarid­ad deben guiar la conducta dentro y fuera del partido (...), como es el caso de Casado y el resto debemos hacer lo mismo” (Cuca Gamarra) –entre otros mensajes de la cúpula–, a pedir su cabeza.

será que el Whatsapp lo carga el diablo o que los populares tenían la lealtad sin batería, pero lo cierto es que se registró en un tiempo récord la salida de Casado y su sustitució­n a la carrera por alberto Núñez Feijóo. es posible que los populares necesitara­n un discurso no sé si más moderado o más tranquilo, pero en cuanto vieron que las encuestas no les eran favorables y que ayuso se ponía en jarras contra la dirección, dieron un volantazo. Como ya advirtió el cardenal richelieu: “La lealtad es simplement­e una cuestión de fechas”.

en una ocasión, David Lloyd George, que había sido primer ministro, paseaba con Winston Churchill y, al pasar delante de una cabina telefónica, le pidió que le prestara un penique para llamar a un amigo. este buscó en sus bolsillos y encontró una moneda de seis peniques: “ten, David, es una moneda de seis peniques. Con ella puedes llamar a todos tus amigos políticos”. en política, los amigos duran poco, como descubrió Casado hace un año y Churchill hace un siglo.

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