La Vanguardia

La nueva ley de Universida­des encara su recta final en el Senado

- Carina Farreras Barcelona

La nueva ley orgánica del Sistema Universita­rio (LOSU) se aprobará, si no hay sorpresas “mayúsculas” de última hora, a finales de la próxima semana y entrará en vigor 20 días después. Dejará atrás una legislació­n que lleva más de veinte años vigente.

El ministro Joan Subirats y el conseller Joaquim Nadal explicaron ayer la ley, que aún recibirá modificaci­ones en el Senado, desde sus propias perspectiv­as. Lo hicieron en el foro Barcelona Tribuna que organiza la Societat Econòmica Barcelones­a d’amics del País, la Asociación Española de Directivos y La Vanguardia, flanqueado­s por Miquel Roca y por el director adjunto del diario Enric Sierra. Y frente a un exigente público de la comunidad universita­ria.

Así, Subirats admitió que la LOSU es una ley moderna que atiende a la complejida­d del momento y a la realidad del país. “Es una norma complicada porque debe aceptar al mismo tiempo la situación europea, reconocer un Estado descentral­izado y respetar la autonomía universita­ria”, resumió el titular, que recogió el proyecto de ley hace dos años ya diseñado por su antecesor, Manel Castells. Destacó aspectos estimulant­es: las alianzas europeas, el impulso a la internacio­nalización, la apertura a formacione­s cortas para trabajador­es, el vuelco de la docencia con metodologí­as más innovadora­s, la investigac­ión, los doctores industrial­es y la ciencia ciudadana. Y todo ello en una Europa que quiere ser, a través de los campus, “el faro de los valores europeos en el mundo” y en una realidad española que reconoce las singularid­ades de sus sistemas universita­rios, como el

vasco o el catalán.

Para el conseller Nadal, esta ley es un punto de partida, pero no de llegada. Aquí empieza todo, vino a decir, porque la reforma carece de ambición y definición. “Hemos creado tal variedad de tipologías de profesorad­o, becas, estímulos a la investigac­ión... necesitarí­amos un punto de racionaliz­a

ción”, dijo. Y aseguró que “con la LOSU en la mano, la ley de Universida­des de Catalunya (LUC) deberá reformarse para hacer, en algunos aspectos, inútil la LOSU”, ironizó con amabilidad. Esta iniciativa alarmó al rector de la Universita­t de Barcelona, Joan Guàrdia, por el trabajo que se amontona: “la ley de la Ciencia, la llei de la Ciència, la LOSU, con la reforma de los estatutos, ¿y ahora la LUC?” “Tranquilo, Joan” le calmó el conseller, “yo no lo veré desde esta posición”.

Mañana, miércoles, la LOSU pasa por el Senado, y se someterá a las últimas enmiendas que modificará­n el régimen transitori­o en la convocator­ia de plazas de profesores contratado­s, doctores y en los asociados. “Hemos incorporad­o una enmienda para facilitar la transición hacia

la nueva ley para que los proceso de contratos nuevos se permitan hasta finales del 2023 y que los asociados no tengan que cambiar su régimen hasta el 2024”, resumió Joan Subirats.

A Nadal no le cuadraban las cifras: al menos el 51% de la plantilla tiene que estar compuesta por funcionari­os. Pero el 53% del profesorad­o permanente se jubilará en ocho años. “Entonces, no vamos a disminuir el gap entre funcionari­os y laborales”, aseguró Nadal, que aprovechó también para protestar por el carácter de subordinac­ión de la agencia de calidad catalana (AQU) frente a la española (Aneca). “Yo no veo esa jerarquía”, respondió Subirats.

El ministro subrayó el impulso que da la ley a las plantillas en cuanto a reducir su precarizac­ión (sitúa en 35 años de edad la estabiliza­ción, diez menos que ahora). También limita el peso de asociados. A ello se opone alguna disciplina como Arquitectu­ra, que quiere sumarse a la excepción de Medicina.

Subirats anunció también la creación de un grupo de trabajo para analizar cuánto y cómo financia cada comunidad autónoma a los campus. La aspiración es llegar al 1% del PIB en el 2030. Ahora se sitúan en el 0,7%. “La diferencia supone 2.500 millones de euros”.

Recordó, no obstante, que la financiaci­ón de las universida­des es competenci­a autonómica. Según datos de Hacienda, desde el año 2017 al 2021 el aumento de financiaci­ón a las comunidade­s autónomas fue de 34.000 millones, de los que 17.000 se destinaron a sanidad. “¿Cómo se ha decidido el resto? La decisión la toman las autonomías”, explicó.

El conseller protestó: si una ley paraguas como la LOSU crea necesidade­s añadidas sobre el sistema, debería acompañars­e con dinero. En este sentido, el conseller aprovechó para responder a los rectores catalanes que habían pedido un nuevo modelo de financiaci­ón, que lo está estudiando como un contrato programa a cuatro años, y con un alza razonable de la financiaci­ón.

También se habló del descenso demográfic­o que vaciará los campus, pero estos podrán llenarse con formacione­s a trabajador­es y estudiante­s extranjero­s: “Cuando empezó la guerra, había más estudiante­s marroquíes en Ucrania que en España”, dijo Subirats. Ahora, la nueva ley dará cinco años de permiso de residencia.c

Respeta el contexto europeo, el estado descentral­izado y la autonomía de los campus”, dice Subirats

Es un punto de partida, pero no de llegada; esta ley obliga a reformar la ley catalana”, asegura Nadal

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Idaf ranáz /arra / Shddnifg El ministro Subirats y el conseller Nadal debatieron con cordialida­d y sentido de humor

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