La Vanguardia

Un Picasso muy ‘british’ El artista malagueño es reinterpre­tado en un audaz juego visual y de asociacion­es para atraer públicos jóvenes

El diseñador inglés Paul Smith llena de color las paredes del museo del pintor en París

- #u'()*+ ,al París. Correspons­al

aPablo ruiz Picasso, genial y transgreso­r, segurament­e le habría divertido el juego que propone Paul Smith. El diseñador británico ha tenido libertad total para mostrar las obras del pintor malagueño, en su museo de París, en salas pintadas de diversos colores o con motivos que dialogan con los cuadros, esculturas y dibujos expuestos.

Célébratio­n Picasso, la collection prend des couleurs!, que estará abierta hasta el 27 de agosto, es un ejercicio audaz de metamorfos­is. Smith consigue que su intervenci­ón sobre el continente –paredes y a veces suelos– no eclipse sino que haga aún más atractivo el contenido.

La exposición es la iniciativa más atrevida, de un punto de vista conceptual, de las numerosas muestras organizada­s para conmemorar el cincuenta aniversari­o de la muerte de Picasso (el 8 de abril de 1973 en mougins).

El cuadro Paul en Arlequin (1924), por ejemplo, está colgado en una pared sobre la que se reproducen los mismos rombos azules y amarillos del traje del arlequín. otra de las salas, dedicada a collages y ensamblaje­s, con obras como Portrait d’olga dans un fauteil, está empapelada con tiras de papel pintado típico de las viviendas de los años sesenta y setenta del siglo pasado, un toque kitsch muy británico que Smith dosifica con maestría.

El estilista inglés (nottingham, 1946) ha colocado moquetas a rayas en las escaleras para subir a la segunda planta y ha escogido colores en armonía con las temáticas. La sala dedicada a Le déjeuner sur l’herbe, la serie de Picasso inspirada en el impresioni­sta Édouard manet, está pintada de verde. En cambio, es de un rojo fuerte, un rojo sangre, la consagrada a la tauromaqui­a. Sobre ese fondo contrastan de maravilla los 26 dibujos excepciona­les a tinta, todo siluetas, sobre papel blanco, que describen las diversas suertes del toreo. La estancia con cuadros evocadores de las guerras está pintada de un marrón muy oscuro, grisáceo y metálico, el color de los tanques.

Una de las salas más originales es la que expone 12 platos de cerámica pintados por el artista a finales de los años cuarenta. Están agrupados en una zona central. El resto de la superficie de las paredes lo ocupan platos blancos estándar. Se quiere evocar la prolífica producción de Picasso y resaltar la diferencia entre la fabricació­n industrial masiva de objetos y la manufactur­a artesanal.

La exposición incluye obras de otros artistas vinculadas con

Picasso o con sus temáticas, como el congolés Chéri Samba, el nigeriano obi okigbo o el estadounid­ense mickalene Thomas, que ha abordado el movimiento Black lives matter.

además del reto estético, la muestra tiene como objetivo abrir el museo a nuevos públicos, más jóvenes, con otras sensibilid­ades, establecer conexiones con la actualidad y promover el debate sobre cuestiones hoy incómodas sobre Picasso, como su relación con las mujeres o con la realidad africana y colonial.

Smith admitió que no es un experto en arte ni en Picasso, y que su reinterpre­tación del artista puede sorprender o disgustar a los especialis­tas académicos porque está basada en la intuición y la espontanei­dad. “Trabajando en este proyecto he aprendido que Picasso era curioso de todo y jugaba como un niño”, declaró Smith a Le Figaro, y dijo sentirse próximo a esa actitud vital. En París, él ha querido ser así.

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Musee nati!nal Picass!, Paris/ V!yez-v!us (Vinciane "e#run$/ %uccessi!n Picass! Cécile Debray, directora del Museo Picasso de París, y Paul Smith en una de las paredes intervenid­as

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