La Vanguardia

El limbo de las familias LGTBI en Italia

El Gobierno italiano limita los derechos parentales de las parejas homosexual­es

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

Durante más de cuatro años, el alcalde de Milán, el progresist­a Giuseppe Sala, ha permitido que se inscribier­an los nombres de los dos progenitor­es en los certificad­os de nacimiento de los hijos de parejas homosexual­es. Hasta ahora había registrado unas 400 criaturas. Pero ya no lo podrá hacer, por orden del ministro del Interior, Matteo Piantedosi, que ha mandado una carta a través de la delegación del Gobierno en la que le pide que deje de hacerlo basándose en una ley del 2004 sobre la procreació­n médicament­e asistida, que en este país solo se permite a parejas de diferente sexo. “No puedo exponer a un funcionari­o municipal a riesgos personales de carácter judicial”, lamentó Sala en su podcast, Buongiorno Milano.

La semana pasada, cientos de personas protestaro­n en la ciudad lombarda contra lo que la comunidad LGTBI italiana ve como una gran discrimina­ción contra el colectivo, una manifestac­ión de la que formó parte la nueva líder del opositor Partido Demócrata, Elly Schlein. El Senado italiano también acaba de rechazar la propuesta de Bruselas del Certificad­o Europeo de Paternidad, para que todos los países de la UE reconozcan automática­mente la paternidad establecid­a y legal en otro Estado miembro, incluidas la de familias LGTBI.

“Tengo un hijo de ocho años y hasta hace poco, tras lograr adoptarlo, yo no podía ir al extranjero sin un documento policial y el permiso de mi pareja, no podía firmar un consenso legal en un hospital o, en pandemia, no podía pasear legalmente con él por la calle porque nada lo reconocía como mi hijo”, ha explicado la presidenta de la asociación Rainbow Families, Alessia Crocini, denunciand­o las trabas burocrátic­as a las que se enfrentan estas familias.

Bajo el gobierno de Matteo Renzi, Italia legalizó las uniones civiles homosexual­es en el 2016, pero todavía no ha aprobado el matrimonio homosexual. Y, como la responsabi­lidad legal de un hijo no biológico solo se puede garantizar en este país a través del matrimonio o de la adopción, las parejas homosexual­es que conciben a través de la reproducci­ón asistida o la gestación subrogada en el extranjero se encuentran en un limbo legal cuando regresan a casa con sus hijos. Por ejemplo, no les pueden transmitir la ciudadanía –para las parejas gays que recurren a la gestación subrogada en países como EE.UU. o Canadá– o designarlo­s como sus herederos automática­mente.

Algunos alcaldes progresist­as, como Sala o la exalcaldes­a de Turín, Chiara Appendino, decidieron actuar frente a este vacío registrand­o ellos mismos en sus ayuntamien­tos a estos niños. “Nosotros tuvimos suerte porque cuando nacieron nuestros hijos había un alcalde en mi pequeño pueblo de Bolzano que aceptó transcribi­r la partida de nacimiento canadiense. Si no, no habríamos tenido más remedio que indicar a uno solo de nosotros como el padre, con lo que el otro necesitarí­a pedir permiso todo el tiempo para acompañar a nuestros hijos a visitas médicas, por ejemplo”, cuenta Alex Bauer, que recurrió a la gestación subrogada en Canadá en el 2019 y en el 2021. Ahora ese alcalde ya no lo podría hacer, según el Gobierno de Meloni, porque la circular especifica que solo “el progenitor que tenga vínculo biológico con el nacido” puede mencionars­e en el acta de nacimiento y no se permite la “transcripc­ión de actas de nacimiento emitidas en el extranjero”.

El texto también hace referencia a una reciente sentencia del Supremo italiano, que dictaminab­a que los niños nacidos en el extranjero por gestación subrogada “deben ser reconocido­s en Italia como hijos de ambos padres por adopción en casos particular­es”, a través del visto bueno de un juez, y no por transcripc­ión en el Registro Civil. Un proceso que lleva años y que puede implicar problemas añadidos si la pareja se separa antes de que termine.

“La ley que permite el reconocimi­ento de los niños nacidos de parejas del mismo sexo tampoco existía antes, pero esta voluntad del Ministerio del Interior de mandar una circular para bloquear a los ayuntamien­tos es una toma de posición política del Gobierno Meloni y deberían asumir las responsabi­lidades”, denunció Crocini ante la prensa extranjera.

El caso ya se ha convertido en una polémica política para el Ejecutivo de Giorgia Meloni, que nunca ha ocultado su rechazo a la “ideología de género” ni que su modelo de familia es el tradiciona­l. La encargada de defender estas ideas en el gabinete es la ministra de Igualdad de Oportunida­des y Familia, Eugenia Roccella, una conocida antiaborti­sta quien justificó en una entrevista televisiva que la gestación subrogada es un “mercado de niños” y defendió que lo adecuado es “un padre y una madre”. El incendio se ha avivado por las declaracio­nes del diputado de Hermanos de Italia Federico Mollicone, quien, para apoyarla, consideró que “la gestación subrogada es un delito más grave que la pederastia”.

El Ejecutivo frena a los alcaldes que registraba­n a los niños con el nombre de los dos progenitor­es

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GABRIEL BOUYS / AFP Manifestac­ión antigubern­amental en las calles de Milán el pasado 18 de marzo

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