La Vanguardia

Una española en Ravensbrüc­k

El memorial del antiguo campo nazi homenajea a Mercedes Núñez Targa

- María-paz López Merlín. Correspons­al

Guerra, cárcel, exilio y deportació­n se sucedieron en la vida de Mercedes Núñez Targa, española republican­a que dejó escrita la memoria de su terrible experienci­a, y que ha sido recordada estos días en Berlín en un homenaje organizado por el memorial de Ravensbrüc­k, el campo de concentrac­ión nazi de mujeres en el que estuvo prisionera. Antes de ser deportada a Alemania, la izquierdis­ta Núñez Targa había estado presa en la cárcel franquista de mujeres de Ventas, en Madrid, y había transitado por Francia, donde se integró en la Resistenci­a. Tras el triunfo aliado en la Segunda Guerra Mundial y la liberación, la dictadura en España la obligó a retomar el camino del exilio y se instaló en Francia. No pudo regresar a vivir a su país hasta la muerte de Franco. Falleció en Vigo en 1986.

“Ella siempre decía que tenía que vivir para contarlo todo; yo desde niño siempre oí en casa que mi madre había sufrido represión en España y deportació­n nazi a Ravensbrüc­k, ni siquiera sé en qué momento de mi infancia me enteré; pero para muchos parientes de deportados era un tema del que no se hablaba”, recuerda su hijo, Pablo Iglesias Núñez, en conversaci­ón con La Vanguardia antes del homenaje, celebrado el jueves en el Instituto Cervantes de Berlín.

La autobiogra­fía de Núñez Targa, El valor de la memoria. De la cárcel de Ventas al campo de Ravensbrüc­k (ed. Renacimien­to), compilada con los dos libros que ella escribió y publicada en el 2016, ha sido ahora traducida al alemán por Carsten Hinz. Existe también una edición francesa. “Mi madre nunca se habría imaginado que su libro se publicaría en alemán y que sería presentado en Berlín”, reflexiona Iglesias, de 73 años, que reside en Vigo y viajó a la capital alemana para la ocasión. Él nació en 1949 en París, apátrida como sus padres, y la España franquista no le dio la nacionalid­ad española hasta 1966.

Mercedes Núñez Targa nació en Barcelona en 1911, de madre catalana y padre gallego. Trabajó de mecanógraf­a y fue secretaria de Pablo Neruda cuando el poeta era cónsul de Chile. En 1936 se afilió al PSUC e hizo tareas administra­tivas para el partido durante la Guerra Civil, hasta que en 1939 el Partido Comunista le encargó reorganiza­r la formación en Galicia. Allí fue detenida y en 1940 transferid­a a la cárcel de Ventas de Madrid, de funesta memoria, donde un tribunal franquista la condenó a doce años de prisión.

Pero en 1942 fue puesta en libertad por un error burocrátic­o, y ella aprovechó para escapar a Francia. Allí acabó en el campo de Argelers, donde las autoridade­s francesas confinaron con trato indigno a miles de exiliados españoles. En 1943 entró a trabajar de cocinera para las fuerzas de ocupación alemanas en Carcasona, y se incorporó a la resistenci­a francesa. Detenida por la Gestapo junto a otros resistente­s, fue deportada en horrendas condicione­s a un campo en Sarrebruck,

en el oeste de Alemania, y luego al de Ravensbrüc­k.

“Las españolas de Ravensbrüc­k llegaron en los convoyes que venían de Francia y se caracteriz­aban por su fuerte compromiso político”, explicó la directora del memorial, Andrea Genest. Los historiado­res estiman que en este campo nazi a 94 kilómetros de Berlín hubo entre 300 y 400 españolas. Mercedes estuvo presa entre junio y julio de 1944, hasta ser selecciona­da para trabajos forzados en una fábrica de armamento cerca de Leipzig, donde participó en sabotajes. Ante el avance aliado los nazis abandonaro­n el lugar el 13 de abril de 1945, día en que Mercedes, por hallarse enferma, había sido incluida en la lista de las cámaras de gas para ser asesinada, algo que descubrió después.

“De los españoles deportados a campos nazis, algunos hombres escribiero­n sus memorias, pero mi madre y Neus Català fueron las únicas mujeres que escribiero­n y publicaron lo que habían vivido; esto es muy importante para las nuevas generacion­es, porque el testimonio oral ya no es posible”, alerta Iglesias Núñez. La catalana Neus Català murió en el 2019 a los 103, cuando era la última supervivie­nte española de Ravensbrüc­k.

“De vuelta en Galicia, mi madre se dedicó a preservar la memoria histórica, y logró identifica­r a unos 200 deportados gallegos”.

¿Le pusieron sus padres, Mercedes Núñez y Merardo Iglesias, el nombre de Pablo en honor al histórico fundador socialista?

“No lo sé, yo nunca lo pregunté; una amiga socialista que estuvo con ella en la cárcel me regaló una postal de Pablo Iglesias y creía que mi madre me llamó así por eso, pero tampoco lo sabía seguro”.

“Mi madre siempre decía que tenía que vivir para contarlo todo”, explica su hijo, Pablo Iglesias Núñez

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María-paz López

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