La Vanguardia

La escuela de la gente

Agupació Escolar Catalana / Confederac­ió de Centres Autònoms d’ensenyamen­t de Catalunya / Federació Catalana de Centres d’ensenyamen­t / Fundació Escola Cristiana de Catalunya

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La riqueza del sistema educativo de Catalunya bebe, en parte, de la diversidad y de la aportación social que le da la escuela de la gente que, con 687 centros y más de 300.000 alumnos –114.000 de infantil y primaria y 110.000 en la ESO–, representa el 30% del total. La escuela de iniciativa social es emprendedo­ra, diversa y de calidad. Una realidad de la cual el país se puede sentir muy orgulloso. Implantada en todo el territorio, agrupa proyectos singulares y diversos, es experta en la gestión de retos, trabaja en favor de la conciliaci­ón familiar y es la que ofrece más horas de actividad docente.

Muchos de nuestros centros nacieron para ofrecer educación a colectivos que quedaban excluidos o para promover modelos pedagógico­s diversos y arraigados en el país. Es decir, había escuelas antes de que la educación universal fuera asumida por el Estado; y había escuelas arraigadas en el país cuando la educación que ofrecía el Estado era muy contraria a lo que se puede entender como la escuela catalana. Son las escuelas de la iniciativa social, la escuela de la gente que, contentos de lo que somos, de lo que hacemos y de lo que representa­mos queremos reivindica­rnos en positivo porque, como hemos dicho, creemos que el conjunto de la población también se puede sentir orgullosa y, sobre todo, porque varios organismos internacio­nales como la Unesco o la OCDE indican que los retos de futuro en educación exigen la participac­ión de la iniciativa social. Por eso es importante subrayar y tener presente la aportación social que la escuela de la gente hace al sistema educativo de Catalunya.

Tomando como fuente datos públicos del Departamen­t d’educació e informes del Síndic de Greuges explicarem­os, en dos bloques, algunos de los elementos más relevantes que explican por qué somos una escuela emprendedo­ra, diversa y de calidad; es decir, cómo somos y cómo hacemos las cosas. Al ser una escuela implantada en todo el territorio, respondemo­s a la realidad del país. Es por eso que acogemos más de 50 nacionalid­ades diferentes –el curso 2021-2022 hemos acogido 5.491 alumnos recién llegados– y acogemos el 14,1% de alumnos con necesidade­s específica­s de apoyo educativo (NESE). Para que los que no conozcan en profundida­d los datos de nuestro sistema educativo se puedan hacer una idea general de lo que eso representa, la escuela pública acoge el 14,6% con muchos más recursos. Así es como somos.

Con relación a cómo hacemos las cosas queremos subrayar que somos la escuela que ofrece más horas de actividad docente –la aplicación de la sexta durante toda la etapa obligatori­a hace que nuestros alumnos cursen un año más–; que tenemos una plantilla estable y comprometi­da –el 90% de los contratos son indefinido­s y se ofrecen planes de formación constantes y vinculados al proyecto educativo de los centros–; y que trabajamos la conciliaci­ón familiar, ya que se ofrece acogida a los alumnos más allá del horario escolar a las mañanas y a las tardes. Al mismo tiempo, ofrecemos acompañami­ento personaliz­ado, dentro y fuera del horario lectivo a familias y alumnos.

Todo este esfuerzo, al cual se añade –tal como indica el informe del Síndic de Greuges– una falta de financiaci­ón por parte del Govern, hace que seamos una escuela experta en gestión de retos (durante la covid al cabo de 48 horas las clases se reanudaron en línea garantizan­do el mantenimie­nto de las tareas lectivas, con una pérdida de aprendizaj­es muy reducida) y que podamos ofrecer buenos resultados: somos la escuela con resultados de competenci­as básicas por encima de la media en catalán, castellano, inglés y matemática­s; y somos la escuela que tiene el abandono escolar más bajo, casi nulo, con un 90% del alumnado que sigue estudiando. Esta es la contribuci­ón que hace la escuela de la gente al país. Y reivindica­mos que se ponga en valor. Porque la escuela en Catalunya somos todas y todos.

Al estar implantada en todo el territorio, respondemo­s a la realidad del país

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