Del cielo al infierno
Márquez pasa de la ‘pole’ y el podio de la Sprint a una caída, lesión y castigo
En menos de 24 horas, Marc Márquez se precipitó por el tobogán de emociones de Portimão: pasó de la sonrisa alegre e ilusionada recuperada con la pole y el tercer puesto en la primera carrera Sprint –“Me siento con confianza”, decía, orgulloso de haber paliado con su físico las debilidades mecánicas de su moto–, a quedar derrumbado en un domingo calamitoso, para olvidar: un strike en el que se llevó por delante a Jorge Martín y Miguel Oliveira, su propia caída, abucheos e insultos del público portugués, posible fractura del pulgar derecho –que le hace ser duda para Argentina– y, de postre, una contundente sanción –doble long lap– para la próxima carrera. Un completo...
Con toda esa lista de despropósitos era lógico que Márquez estuviese desalentado y la voz casi ni le saliese al dar explicaciones ante los medios, con su mano derecha envuelta en un aparatoso vendaje inmovilizador, a la espera de pasar hoy por un hospital en España. La exploración y el diagnóstico determinarán si viaja y corre en Argentina el próximo fin de semana. “Estoy dolido; físicamente, es lo de menos. Por un error mío he tirado a otro piloto”, abría su argumentario apesadumbrado, con apariencia atormentada por haber arruinado la carrera de dos rivales, más que por su lesión o su sanción.
“No es lo más importante si podré correr en Argentina; ahora lo más importante es que Miguel [Oliveira] está bien. Hoy otro piloto se ha caído por culpa mía, por un error grave mío, y me ha sabido muy mal. Le he pedido disculpas a él personalmente, a su equipo y a todos los aficionados portugueses”, se sinceraba Márquez, visiblemente afligido.
El episodio polémico llegaba en la tercera vuelta (de las 25), cuando Márquez ya se había rezagado. No había salido bien desde la pole, le habían superado en el arranque un brutal Oliveira, que se ponía primero pasando por fuera desde la segunda fila, y Martín. Posteriormente era Bagnaia quien tomaba el mando, escoltado por el portugués y el madrileño. Detrás de estos tres rodaba Marc en ese tercer giro en el que se precipitó el desastre. Entró colado a la curva 4, se tocó con la Ducati de Martín, se desequilibró, y ya descontrolado embistió a la Aprilia de Oliveira. Catalán y portugués acabaron por los suelos, Oliveira retirado en camilla, aun que por suerte, sin lesiones graves para la violencia del choque. Más tarde se sabría que Márquez tiene una posible fractura del pulgar de la mano derecha.
El piloto de Honda rechazaba que hubiese cometido un exceso en su pilotaje y atribuía el accidente a “un bloqueo muy fuerte de la rueda delantera”. ¿El motivo del bloqueo? “No lo sé; era un neumático duro delantero que quizás no estaba listo del todo (de temperatura), pero se ha producido por una razón o por otra. Evidentemente, no era mi intención cometer ese error y que acabara mi carrera de esa manera”, comentaba Márquez, quitándose una supuesta mala intencionalidad.
“Es diferente si tú tiras a otro piloto intentando adelantarlo de cualquier manera, pero en este caso yo no intentaba adelantar al de delante [Martín] porque estaba lejos, no había ni la opción”, se defendía Márquez, que explicaba que después del bloqueo soltó frenos y “la moto se ha encarado ha
Márquez embistió a Oliveira, tras tocar a Martín –le rompió un dedo del pie– “por un bloqueo de la rueda”
Martín y Espargaró estallan contra el 93 por la peligrosidad de su acción y el riesgo que asume
Márquez admite su error y reconoce que tiene que arriesgar y “frenar tarde”, pero niega mala intención
cia dentro, no he podido evitar a Oliveira, y me sabe muy mal. Es un error grave por el que he sido penalizado con una doble long-lap; lo asumo y lo respeto, y estoy totalmente de acuerdo”.
La explicación de Marc no convenció a algunos rivales. Al que menos, a Jorge Martín, que se quejaba de la reincidencia del 93 con él –ya lo tiró en Silverstone 2021–. Y tampoco a Aleix Espargaró. “El accidente de Marc es gravísimo. Le podía haber explotado la rodilla a Miguel Oliveira y que se quedara sin correr más en toda su vida. Ha sido un impacto brutal”.
Más allá del pesar por la acción y el arrepentimiento por el “error”, sorprendió que en ningún momento Márquez pidiese disculpas a Martín, como sí hizo con Oliveira, a pesar de que su golpe causó la fractura del dedo gordo del pie al madrileño. “No lo hizo, pero tampoco lo esperaba”, confirmaba el de Ducati Pramac. “Destrozar la carrera de dos pilotos... Espero que no lo vuelva a hacer”, comentaba Martín, que veladamente criticaba la agresividad y el riesgo de Márquez. Señal de que el Marc de antes, el de siempre, está de vuelta. Como admitía el propio protagonista.
“La única manera de hacer el tiempo con esta moto es frenando tarde, como hice en la Sprint. Si pierdes en la recta tienes que recuperar en algún sitio. En las frenadas ayer recuperaba sin ningún susto en toda la carrera; hoy estaba haciendo lo mismo, estaba corriendo con calma, pero ha pasado... Lógicamente, para estar a este nivel coges más riesgos de los que te gustaría, pero se debe hacer si quieres estar ahí luchando por los puestos de delante”, admitía el piloto de Cervera.
Pero buscar el riesgo tiene un límite: lesión y/o sanción. Las dos se las llevó Marc Márquez de su visita a Portimão.