Márquez vuelve a complicarse
El piloto de Cervera, operado del pulgar derecho, se perderá el GP de Argentina, pero no tendrá que cumplir la sanción por su error en la carrera de Austin
En un momento del documental
All in de Amazon Prime, Marc Márquez suelta una frase lapidaria: “Lo acepto, pero acabar sexto, séptimo u octavo no es mi estilo”. Sirva para ilustrar de quien va la historia. De un piloto hambriento después de tres años capado por las lesiones, que no sabe pilotar para dar vueltas o conformarse con migajas. Como decía Jorge Lorenzo, “Marc siempre tiene que ser un héroe”. Y pilotar a la heroica tiene su doble filo: si sale bien, Márquez hace magia, se lleva una pole insospechada subiéndose al rebufo de una Ducati, o un podio en una pillería insolente; pero si no sale, hace strike con dos rivales y se rompe un pulgar, del que fue operado el domingo por la noche. Y, de rebote, se pierde una carrera y pone de uñas a los contrincantes, que no están para aguantarle más excesos.
Marc Márquez vuelve a complicarse el camino, nada más comenzar a andar. No podía escoger una ruta fácil porque no sería él. En el primer gran premio del 2023, el piloto de Repsol Honda se veía preparado para volver a morder. Con el brazo derecho ya recuperado, pudiendo pilotar en su posición natural y en un gran tono físico, el 93 admitía que las debilidades de su Honda RC213V las tenía que suplir con su fortaleza física, sus ganas y su arrojo, además de su picardía. Así triunfó el sábado, pero también así se hundió el domingo. Héroe y villano.
El accidente en la tercera vuelta de la carrera (de 25), es decir, muy pronto, con los neumáticos todavía fríos, dejó secuelas. Reglamentarias –la sanción–, sociales –los ataques de los rivales– y físicas, una “fractura intraarticular desplazada de la base del primer metacarpiano del pulgar de la mano derecha”, es decir, el pulgar de la mano del gas roto, del que fue intervenido el mismo domingo por la noche en el hospital Ruber de Madrid. Después de atender a los medios y verse con su equipo técnico, Márquez tuvo una visita telemática con sus doctores de confianza. Lo tendrían todo preparado para cuando llegase por la noche a la capital.
Márquez se desplazó a Madrid en su jet privado y nada más aterrizar le intervino el doctor Ignacio Roger de Oña, al frente de un equipo formado por el doctor Samuel Antuña y la doctora Andrea García Villanueva.
Según informó Honda, la cirugía consistió en una reducción cerrada de la fractura y fijación interna con dos tornillos. “Transcurrió sin incidentes”, pero con la consecuencia de perderse la próxima carrera este fin de semana, el GP de Argentina, donde tenía que pagar su multa de Portimão, una doble long-lap en la carrera; es decir, tener que pasar por el bucle de prolongación de la pista en dos ocasiones. Al no correr en Argentina no tendrá que cumplir la sanción por su error. Una buena noticia para él, porque el siguiente GP es en Austin, el 16 de abril.
El Circuito de las Américas es de aquellos que el catalán tiene señalado en rojo en el calendario de la temporada como una plaza amiga donde poder ganar.
Eso no quita que Márquez el domingo se despidiera apesadumbrado por su error en la curva 4, que tiró por la borda un gran premio inaugural que prometía.
“La sensación de todo el gran premio es agridulce porque en el momento más importante no he rematado. Ha sido un fin de semana de sorpresa porque no esperábamos estar a este nivel. Lógicamente, para estar a este nivel tomas más riesgos de los que te gustaría, pero lo debo hacer si quiero estar ahí luchando por los puestos de delante. El resumen es aprender de los errores, yo he cometido uno”, comentaba el de Cervera a este diario evaluando su fin de semana portugués.
Por su parte, Pol Espargaró, accidentado el viernes, permanece ingresado en el hospital Quironsalud de Barcelona, sin ser operado de sus varias fracturas (mandíbula, vértebra cervical 5 y vértebra dorsal). El de Granollers será baja en Argentina.
“Debo tomar riesgos si quiero estar ahí luchando por los puestos de delante”, se defiende el piloto