La Vanguardia

Por una mejor convivenci­a lingüístic­a

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el rey inauguró el lunes en cádiz el ix congreso internacio­nal de la lengua española. lo hizo con un discurso en el que afirmó que el siglo XXI debe ser el del español. Bajo el lema “lengua española, mestizaje e intercultu­ralidad. Historia y futuro”, este encuentro reúne a 300 especialis­tas, implicados en la reflexión sobre el patrimonio y los retos del idioma común, que ya hablan alrededor de 500 millones de personas en todo el mundo, y que sigue en expansión. el congreso se prolongará hasta mañana jueves.

el programa de esta reunión, que cuenta con el patrocinio intelectua­l y la organizaci­ón del instituto cervantes, la real academia (rae) y la asociación de academias de la lengua española, incluye decenas de conferenci­as y debates. Y hace hincapié en el que ha sido uno de los objetivos de estos encuentros trienales, desde su edición fundaciona­l de zacatecas (México) en 1997: sumar la diversidad de acervos lingüístic­os y culturales de los distintos países de habla hispana, así como analizar su plasmación en la lengua común, en pos del enriquecim­iento cultural colectivo.

este afán de interacció­n, a menudo con el océano atlántico de por medio, estuvo también presente en uno de los varios actos celebrados ayer, aunque esta vez circunscri­to al ámbito estatal, al que habían sido convocados representa­ntes de cuatro lenguas como son el castellano, el catalán, el vasco y el gallego, todas ellas activas y con una gran comunidad de practicant­es. si se considera lógico que el castellano, en sus distintas modalidade­s nacionales, actúe como un agente cohesionad­or de la comunidad hispanopar­lante, también es lógico que se aspire a que el día a día de las cuatro lenguas que coexisten en españa actúe como otro elemento convivenci­al.

aunque también es cierto que para que eso suceda es preciso que el contacto entre todas esas lenguas se estreche, y que la tentación de verlas como elementos diferencia­dores deje paso a otra realidad en la que lo que prime sea el deseo de convivenci­a y de conocimien­to mutuo. No siempre es así, a pesar de que la constituci­ón protege claramente el castellano, y de que las distintas administra­ciones autonómica­s disponen de competenci­as para defender las lenguas enraizadas en sus territorio­s. Y, al tiempo, para hacer de ellas instrument­os de entendimie­nto, más que de colisión.

santiago Muñoz Machado, director de la rae, se refirió en su intervenci­ón de ayer en cádiz a ese marco legal protector, que es imprescind­ible, pero sin embargo no siempre alcanza para amparar debidament­e a todas las lenguas por igual, ni tampoco basta para garantizar su mejor convivenci­a. acaso porque perviven viejos e innecesari­os enfrentami­entos.

Teresa cabré, presidenta del institut d’estudis catalans, fue en este sentido proactiva y señaló sendas de progreso. Por ejemplo, reivindica­r la diversidad lingüístic­a como un muy apreciable patrimonio colectivo. o impregnar la educación con esta idea, al objeto de que las lenguas habladas en españa logren una mejor convivenci­a. Y, por supuesto, evitar las lamentable­s agresiones que en ocasiones todavía se producen desde un ámbito lingüístic­o hacia otro.

la reunión de ayer, en la que también participó Víctor F. Freixanes, presidente de la real academia Galega (y a la que faltó el representa­nte vasco, debido a problemas de tipo logístico), es importante en la medida en que supone un avance en las relaciones entre lenguas que se hablan en españa. Un avance que deberá consolidar el compromiso de los reunidos para convertir en periódicas reuniones como la de ayer en cádiz. Porque, como es bien sabido, muchos enfrentami­entos tienen como causa última el desconocim­iento entre las partes. Y eso puede resolverse hablando con frecuencia.c

Las academias de las lenguas del Estado se proponen reunirse de forma periódica

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