Colau reaviva la batalla contra los cruceros a dos meses de las elecciones
El gobierno municipal pide a la Generalitat limitar la actividad ya este verano
A falta de dos meses para las elecciones municipales y con la programación de cruceros de esta temporada prácticamente cerrada, el gobierno municipal de Barcelona, (o, mejor dicho, los representantes de Bcomú en el gabinete de la alcaldesa Ada Colau) ha pasado a la acción y ha reavivado la batalla contra esta actividad turística enarbolando la bandera de su limitación. La teniente de alcalde de Ecología y Urbanismo, Janet Sanz, ha enviado una carta a la consellera de Presidència de la Generalitat, Laura Vilagrà, reclamando la convocatoria “urgente” de una reunión para fijar “un límite razonable a la llegada de cruceros al puerto este verano”. El gobierno que preside Colau, que estima ese límite en un máximo de 200.000 pasajeros al mes, exige “una regulación clara y precisa, sin perjuicio del estudio de otras medidas que se puedan acordar a medio y largo plazo”.
Sanz reitera la preocupación de su gobierno por “el incremento masivo del turismo de cruceros” y recuerda que la comisión mixta Generalitat-ayuntamiento de Barcelona acordó el 2 de junio del 2022 la creación de una mesa de estudio de esta actividad. “A día de hoy –señala la responsable de Ecología– no nos consta que la Generalitat, el puerto o el Estado hayan emprendido ninguna actuación concreta ni a corto, ni a medio ni a largo plazo”. Añade Sanz que la patronal del sector (CLIA) hizo unas previsiones en las que indicaba que este año se alcanzarán las cifras récord del 2019, con casi 3,2 millones de visitantes. “Son datos alarmantes”, concluye Janet Sanz. Datos que no coinciden con los que maneja el puerto, que considera que este año la actividad crucerística, si bien se está recuperando, no alcanzará todavía las cifras prepandémicas.
Sanz recuerda a Vilagrà que otras ciudades ya están adoptando medidas para reducir el impacto de los cruceros. Es el caso del Govern balear, que ha puesto un límite de tres barcos al día y solo uno con más de 5.000 pasajeros; Venecia, que ha restringido el número de embarcaciones para evitar que entren en la ciudad; o Dubrovnik, que limita las visitas diarias a dos barcos y 4.000 personas.
Uno de los nuevos argumentos del Ayuntamiento, el del consumo de agua en tiempos de excepcional sequía, ha encontrado la réplica del puerto, que está participando en la Seatrade, la feria más importante del sector, que se celebra en Fort Lauderdale (Florida). El puerto barcelonés ha señalado que, gracias al esfuerzo tecnológico y de innovación de los últimos años, el consumo es solo una cuarta parte del que hace un habitante de la ciudad. Añade que en el 80% de las escalas que hacen los cruceros en la ciudad no hay carga de agua, ya que los barcos cuentan con desalinizadoras y potabilizadoras. También recuerda que los cruceristas de puerto base, que acaban o comienzan viaje en Barcelona, este año representarán el 60% del total. Para este 2023, la previsión de escalas de cruceros es de unas 800, y en un 62% de los casos corresponde a barcos con menos de 10 años de antigüedad y, por tanto, menos contaminantes.
El director de CLIA, Alfredo Serrano, ha recordado a La Vanguardia que en el 2018 el propio Ayuntamiento firmó con el puerto un convenio que limitó a siete el número de terminales. Considera que el sector, que se ha adherido al compromiso con el turismo sostenible que impulsa la Generalitat, está poniendo todo de su parte para mejorar las condiciones medioambientales y recuerda que el problema de la gestión del agua es, precisamente, uno de los que mejor resueltos están por las mismas razones que expone el puerto.
La patronal del sector reitera su compromiso con un turismo más sostenible