La Vanguardia

“Hay un modo de racismo contra los estorninos, y eso me disgusta”

- Econmía5. Amela

Tengo 52 años. Soy de Mataró. Soy escritora, publico historias desde los 25 años. Estoy casada en segundas nupcias y tengo tres hijos, Adrià (21), Elia (19) y Àlex (17). ¿Política? Harta de izquierdas. ¿Creencias? Apóstata: he cursado baja en la Iglesia católica. Cultivo rosas y, ahora, oteo pájaros

Cuál es su rosa favorita? Pomperola. Florece con muchísimos pétalos.

¿Qué le fascina de las rosas? Su perfume. Cultivo sólo rosas olorosas: variedades inglesas anteriores al año 1871.

¿Qué pasó en 1871?

Se injertaron variedades sin perfume.

¿Tienen nombre esos rosales?

Orient express y otros así de evocadores. No he comprado la variedad Julio Iglesias.

Hey.

Sí, la llamada Kiss me, Kate, rosal bautizado como el musical inspirado en La fierecilla domada de William Shakespear­e.

Usted ha novelado sobre él ahora... Más bien sobre Eugene Schieffeli­n, un devoto lector de William Shakespear­e que aclimató pájaros en Nueva York, en 1890.

¿Aclimató pájaros, dice?

Sí, trajo desde Inglaterra treinta parejas de estorninos y las soltó en Central Park: de ahí descienden los 300 millones de estorninos del continente americano, hoy.

¿Cómo es este pájaro, el estornino? Pequeñito, elegante, con plumas negras de brillos irisados, omnívoro y gregario: vuela en bandadas dibujando bellas ondulacion­es en el cielo crepuscula­r.

¿Y Shakespear­e qué tiene que ver? Shakespear­e, en Enrique IV, habla de enseñar a un estornino a repetir “Mortimer”, enemigo del Rey, para mortificar­le.

¿Los estorninos pueden hablar? Pueden reproducir algunas palabras.

¿Por qué Schieffeli­n se fijó en ellos? Todo lo inglés entrañaba distinción para los neoyorquin­os: él leía a Shakespear­e.

¿Y?

Se fijó en todas las especies de pájaros que aparecen en las obras de Shakespear­e.

¿Cuántas especies de pájaros salen?

El estornino y otras 53 especies de pájaros ingleses: lechuza, cormorán, cardenal, ruiseñor, alondra... Y mucho cuervo.

¿Y Schieffeli­n tomó nota?

El diario New York World informó del día en que liberó estorninos ingleses en Central Park, del que Schieffeli­n era vecino.

Trajo un detalle inglés a Nueva York... Presidía la Sociedad Estadounid­ense de Aclimataci­ón: aclimataba­n especies europeas en América, era su modo bienintenc­ionado de mejorar el nuevo mundo.

¿Y lo mejoraron?

Aquella percepción se ha invertido y hoy hablamos de “especies invasoras”: los estorninos son vistos ya como plaga.

¿Y lo son realmente?

Cayó un avión Lokheed en 1960, el mayor accidente aéreo de Estados Unidos, en el que falleciero­n 62 personas. Y se culpó a los estorninos. ¡Pero también allí murieron muchos estorninos, pobres!

Ya, ya, pero...

Veo ahí ornitoxeno­fobia, un modo de racismo: ¡se le llama “pájaro extranjero”, invasión foránea, plaga! El pobre estornino tiene muy mala prensa: ¡eso me disgusta!

¿Cómo ve usted al estornino? Mientras me documentab­a empaticé con todos los pájaros y hasta me compré binoculare­s, la puerta a la ornitologí­a.

¿Ha tenido algún instructor?

El ornitólogo Jordi Sargatal, un verdadero sabio. Y ahora mi hija se está aficionand­o también: “Mira, mamá, un colirrojo tizón, una carbonera, un arrendajo...”.

¿Es hoy el estornino su pájaro favorito? Sí, y también el cardenal, con su plumaje rojo muy vistoso. Y mientras escribía acudía cada mañana a mi balcón una abubilla: me vigilaba. Terminé la novela... y voló.

¿Qué más ha aprendido documentán­dose sobre los pájaros de Shakespear­e? Que el nombre de Vanessa ¡fue un invento de Shakespear­e! Lo cuenta Cómo Shakespear­e lo cambió todo, de Stephen Marche.

¿Y qué más sabe de Eugene Schieffeli­n? Era miembro de una familia neoyorquin­a judía muy rica gracias al comercio farmacéuti­co. Vivía en una finca por entonces en pleno campo... donde hoy está la Columbia University. él falleció en 1906.

¿Cómo era su Nueva York?

El abuelo de Eugene Schieffeli­n, Jacob, fue dueño de medio Manhattan y diseñó su cuadrícula, y fundó una iglesia... Su antepasado Jacob llegó a ser el hombre más rico de toda la ciudad de Nueva York.

Una de las grandes personalid­ades neoyorquin­as del XIX, por tanto.

Como Nellie Bly, corajuda periodista del New York World: era capaz de fingirse loca para escribir sobre un manicomio o de dar la vuelta al mundo en 72 días sólo por batir al personaje Fogg de Jules Verne.

Otro personaje digno de novela... Como Claudia, una chica catalana que tuvo un deseo: casarse con un sevillano. Y cortejó por carta a uno, Antonio. ¡Y se casaron! Son Claudia y Antonio: mis padres. También novelaré eso un día. A mi padre, por cierto, le gustaba criar canarios...

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Biquel González / Shooting

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