Joe Biden acoge una fallida Cumbre por la Democracia
El líder de EE.UU. reúne a 120 países en un difícil reto a las autocracias
El proverbio periodístico según el cual “la ausencia de noticias es buena noticia” no siempre es acertado. El presidente Joe Biden acogió ayer una segunda Cumbre por la Democracia que, celebrada bajo su impulso y de nuevo en formato virtual pese a la superación de la pandemia, se desarrolló con toda la pena del mundo y sin ninguna gloria. La convocatoria reunió a líderes de 120 países. Pero los compromisos, proclamas y anuncios de ayudas a favor de los valores democráticos, encabezados por el propio mandatario estadounidenses, sirvieron principalmente para resaltar la crisis general y retrocesos puntuales en materia de derechos y libertades en las distintas regiones del planeta.
En un discurso pregrabado que ninguno de los principales canales de televisión de EE.UU. transmitió en el momento de emitirse en la cumbre, Biden se felicitó por la “resiliencia” y “fortaleza” que los gobiernos democráticos habrían demostrado frente a los dictatoriales o autocráticos en los 15 meses transcurridos desde la primera Cumbre por la Democracia, con la guerra en Ucrania de por medio.
Sin embargo, los hechos desmienten al jefe de la mayor superpotencia. Según un exhaustivo informe recién publicado por el instituto sueco Varieties of Democracy (V-dem) con datos recogidos y analizados por casi cuatro mil académicos y expertos de todo el orbe, un 72% de la población mundial (5.700 millones de personas) vive hoy bajo alguna autocracia, frente al 46% de hace diez años. En este decenio, el número de naciones en proceso de democratización ha pasado de 43 en el 2012 a solo 14 en el 2022, relación que se invierte para las que caminan en la dirección contraria (de 13 a 42) al avanzar hacia la autocracia. Los progresos afectan a solo un 2% de los habitantes del globo: la proporción más baja desde 1973.
En este contexto, la agresión de la autocrática Rusia a Ucrania y las tensiones entre China y Occidente compitieron en protagonismo con la crisis democrática en Israel. En medio del abierto e insólito enfrentamiento protagonizado horas antes entre Biden y el presidente israelí Beniamin Netanyahu, el secretario general de la ONU, António Guterres, echó más leña al fuego al subrayar cómo “Israel ha demostrado una y otra vez que el liderazgo autocrático no es el garante de la estabilidad sino que es un catalizador del caos y el conflicto”.
La lista de gobernantes invitados y no invitados a la cumbre de ayer tampoco pasó desapercibida. Fue llamativo que Biden diera espacio en la reunión tanto al propio Netanyahu como a los líderes de India o Polonia mientras –como había hecho en la primera cita– se lo negaba a dos aliados de la OTAN: Hungría y Turquía.
El presidente de Estados Unidos anunció un desembolso de 690 millones de dólares en fondos para ayudar a combatir la corrupción, apoyar elecciones libres y justas y promover tecnologías que apoyen a los gobiernos democráticos.
Biden llamó a los países participantes a unirse contra las amenazas y desafíos que plantean Pekín y Moscú. A lo que el Gobierno chino respondió afirmando que la cumbre “promueve la división en nombre de la democracia” mientras el embajador ruso en Washington, Anatoli Antonov, acusaba a EE.UU. de hipocresía. “Ya hemos visto las desastrosas consecuencias de los intentos estadounidenses de forzar la exportación de la democracia en Irak, Libia y Afganistán”, dijo Antonov.
La reunión dejó flotando una pregunta: ¿es el mundo más pacífico y democrático que hace dos, tres o diez años? Hay dudas.c
Un 72% de la población mundial vive hoy bajo una autocracia, frente al 46% que sufría esa situación hace 10 años