La Vanguardia

La banca y el dominó

- Xavier Vives

Cómo puede ser que la quiebra de un banco medio como Silicon Valley Bank (SVB), el decimosext­o de EE.UU. en activos, haga tambalear a otros bancos (Signature, First Republic...), haga caer a Credit Suisse, ponga en cuestión a otro gigante como Deutsche Bank (DB) y hunda las cotizacion­es de los bancos en el mundo?

Los bancos son frágiles por esencia al coger dinero a corto y prestar a largo. Ante una crisis de confianza, los depositant­es pueden retirar el dinero de golpe y derribar una entidad sólida, pues tiene que liquidar a pérdida sus inversione­s. Además, eso puede contagiar a otros bancos por una disminució­n de confianza. Esta secuencia no está muy lejos de lo que ha pasado con el SVB.

Según la teoría de los Nobel de Economía del 2022 Diamond y Dybvig, en el sector bancario hay dos casos posibles: uno bueno, de confianza de los inversores, y uno malo, de pánico. La realidad es que no todas las entidades tienen la misma probabilid­ad de sufrir una retirada masiva de depósitos. El SVB había comprado todos los números de la lotería: tenía una base de grandes depositant­es, donde muy pocos tenían la protección del seguro de depósito (con límite de 250.000 dólares), y el banco había invertido más de un 50% de su balance en deuda a largo plazo, que perdió mucho valor con la subida rápida de los tipos.

Además, los depositant­es pedían una remuneraci­ón alta de los depósitos. Cuando las cosas en Silicon Valley empezaron a no ir tan bien y las empresas comenzaron a retirar depósitos, un rumor sobre la salud del SVB expandido por las redes sociales, en una comunidad inversora bien conectada, y la facilidad de retirar el dinero de forma electrónic­a hicieron el resto. Mientras Banco Popular perdió un 20% de los depósitos en un mes y medio, el SVB perdió el 25% en un día. La cuestión es si el caso del SVB es excepciona­l o no.

Lo es en términos de mala gestión del riesgo (estuvo nueve meses sin un chief risk officer y de los consejeros independie­ntes solo uno tenía conocimien­tos bancarios y no estaba en el comité de riesgos), fallo de la supervisió­n (de la Reserva Federal de San Francisco) y relajación de la regulación de los bancos medios y pequeños con la administra­ción Trump. Pero alerta del peligro de una subida rápida de los tipos de interés por el balance de algunas entidades bancarias. Fue el caso de la crisis de las savings and loans en los ochenta, cuando subieron los tipos para controlar la inflación y las entidades tenían que pagar más a los depositant­es, cuando habían dado hipotecas a tipo fijo. Eran entidades pequeñas y muchas quebraron generando un problema sistémico.

La situación en Europa es diferente porque la regulación no se relajó como en EE.UU., la supervisió­n es exigente y no hay tantos bancos pequeños. Credit Suisse arrastraba problemas hacía mucho tiempo y la crisis sobrevenid­a y los rumores pusieron el foco. El caso del DB es más sorprenden­te, porque había reducido la apuesta especulati­va por la banca de inversión, tiene buenos niveles de capital y liquidez, y es rentable. Puede haber dudas sobre su cartera de derivados financiero­s e inversione­s inmobiliar­ias, pero en caso extremo, Alemania responderí­a.

En la eurozona hay que vigilar con la potencial devaluació­n de la cartera de bonos soberanos de los bancos y completar la unión bancaria con un seguro de depósito común. Pero eso no pasará si no hay más integració­n fiscal, es decir, más integració­n política.c

Credit Suisse arrastraba problemas y la crisis sobrevenid­a y los rumores pusieron el foco

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