Cierra el Congreso del Español con una moderada satisfacción
La apuesta por el liderazgo digital, ensombrecida por el inglés
Moderada satisfacción sería la definición que mejor se ajusta a la valoración final del IX Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que se clausuró ayer en Cádiz. El hecho de que fallara la sede peruana de Arequipa por la situación política que vive el país obligó a echar toda la carne en el asador a sus organizadores: el Instituto Cervantes, la Real Academia Española y la Asociación de Academias (Asale). El Gobierno español, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, se sumó al esfuerzo de organizar este congreso en apenas tres meses, así como la ciudad de Cádiz, cuyo alcalde, José María González Santos, declaró en la clausura:
“Lejos de encerrarse en los salones, el congreso se ha derramado por la ciudad”.
Bajo el lema “Lengua española, mestizaje e interculturalidad”, los 263 ponentes provenientes de 70 países han intentado arrojar luz sobre los grandes retos del español. Y lo cierto es que nunca se había hablado tanto de otras lenguas, tanto de las que conviven en posiciones de inferioridad en los países hispanohablantes, como el predominio del inglés.
“Es imposible desplazar al inglés como lengua franca en el mundo”, reconoció el director de la RAE y presidente de la Asale, Santiago Muñoz Machado, en un encuentro con periodistas. Gran defensor de los trabajos en inteligencia artificial, como el proyecto LEIA, Muñoz Machado presentó sus conclusiones bromeando con los raperos que anteayer actuaron en una de las 78 actividades culturales paralelas que ha vivido el CILE, quienes le retaron a improvisar rimas como hacen ellos: “Menos mal que no estaba en el acto porque me habrían puesto en ridículo”.
En cuanto a los retos, el director de la RAE pidió “aumentar más recursos educativos y no perder la calidad del español en las redes”, mientras sonaba la canción Despechá, de Rosalía. Y anunció la “cifra mágica” de mil millones de visitas alcanzadas por el Diccionario de la lengua española.
Por su parte, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, reconoció, también en declaraciones a los medios, “fricciones” entre instituciones por “determinadas personalidades que a veces tienen reacciones que no son prudentes para el espíritu de la cooperación”, y bromeó: “Si esto pasa en torno a la discusión sobre un acento, imaginen cuando hay que mover por el mundo a 1.300 personas y decidir sobre el lugar en el que se van a organizar las cosas”. El director de la RAE admitió que “es innegable que ha habido momentos de tensión”, pero ambos directores dan por bueno el resultado de este congreso que ha tenido que organizarse con premura.
En sus conclusiones, el director del Cervantes manifestó: “Debatimos por una prensa que sea capaz de defender la verdad frente al bulo que a veces presentan las redes sociales, pero hemos podido oír en directo testimonios de periodistas que en algunos países su principal misión es sobrevivir”. García Montero también expresó su deseo de que “la inteligencia artificial no domine al ser humano, sino que sea para el bien de la humanidad”.
Cerró el IX CILE la portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, que se felicitó por “la profesionalidad y capacidad de reacción”, y de que hayan participado las lenguas oficiales de España, “que debemos proteger y sobre las que debemos trabajar desde el Gobierno”. El congreso ha tenido una repercusión mediática que la ministra valoró en 60 millones de euros.c
Los directores del Instituto Cervantes y de la RAE reconocen fricciones y tensiones en la organización