Seducción de Mia Hansen-løve
Una bonita mañana Dirección: Mia Hansen-løve Intérpretes: Léa Seydoux, Melvil Poupaud, Nicole García, Pascal Greggory Producción: Francia, 2022 ★★★★
Si en la recién estrenada, y también deliciosa, Crónica de un amor efímero, de Emmanuel Mouret, la mujer del personaje encarnado por un adúltero Vincent Macaigne quedaba fuera de campo, lo mismo ocurre, apenas una semana después, con la de Melvil Poupaud cuando este se deja caer en los brazos de Léa Seydoux en la película más solar de Mia Hansen-løve. Ambos filmes hablan circunstancialmente de hombres que “engañan” a sus mujeres, pero no para juzgarlos, en términos morales, sino para contar sus dudas, vacilaciones, entre la pasión irrefrenable y el respeto, afecto y
preocupación, que todavía sienten por sus parejas.
Si Mouret envasa al vacío a la pareja de amantes en su nueva autoficción Hansen-løve vuelve a partir la película en dos, y adopta su más carnal alter ego hasta la fecha. La tan voluptuosa como melancólica Léa Seydoux es la única capaz de representar, en un solo cuerpo y rostro, un despertar amoroso (basado en la relación de Mia con el cineasta Laurent Perreau), y el duelo por su padre, un profesor de filosofía (también inspirado en el ya fallecido padre de la directora) víctima de una enfermedad degenerativa que va mermando sus capacidades intelectuales y cognitivas, de la misma manera que su biblioteca, acumulada de toda una vida, se va vaciando en cajas de cartón con destino incierto. Poderosa imagen, la de los libros perdidos que nos sobreviven, tan metafórica como crudamente real. Da la medida de la sensibilidad e inteligencia, exenta de vanos sentimentalismos, con las que la cineasta va asimilando, analizando y conciliando cada nuevo capítulo de su propia existencia.
Si vuelve a ser una película construida en torno a una encrucijada, entre la vida y la muerte, el amor y el dolor, el renacer y el deterioro, aquí los dos extremos de la contradicción armonizan más que nunca. Y si está directamente emparentada con El porvenir (su obra más popular hasta la fecha, con Isabelle Huppert emulando a su madre), Una bonita mañana representa una cumbre en su filmografía en cuanto a la representación del deseo femenino, temas que ya había abordado más tímidamente en otras joyas como Un amor de juventud o Maya, pero que aquí, en su película más seductora, estallan en todo su radiante esplendor gracias a la entrega total de Seydoux.