La Vanguardia

El anarquista que desafiaba a Meloni

Alfredo Cospito suspende la huelga de hambre después de seis meses de desafío por el aislamient­o penitencia­rio

- Anna BUJ Roma. Correspons­al

Asediada por los problemas en el plan de recuperaci­ón italiano y por las declaracio­nes incendiari­as de sus ministros – uno de ellos, el de Agricultur­a, rescató esta semana la teoría de la “sustitució­n étnica”–, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, no ha pasado una buena semana para celebrar los seis meses en el poder. Otra noticia que ha pasado desapercib­ida no la habrá dejado indiferent­e: Alfredo Cospito, el preso anarquista que echó un pulso al Estado, ha interrumpi­do su huelga de hambre tras seis meses en protesta contra el régimen duro de aislamient­o carcelario.

Alfredo Cospito, de 55 años, está condenado a 20 años de prisión por un atentado y llevaba desde el 20 de octubre en huelga de hambre contra el estricto régimen de aislamient­o 41 Bis, creado para los mafiosos más peligrosos, al que está sometido desde el año pasado. Sus condicione­s de salud han empeorado hasta el punto de perder 50 kilos y verse obligado a estar ingresado desde principios de marzo en el hospital San Paolo de Milán. De hecho, fue transferid­o de la

cárcel sarda de Sassari a otro centro milanés con la disponibil­idad de un espacio clínico necesario en caso de emergencia, como así ha terminado siendo.

La decisión, han argumentad­o sus abogados, llega después de que el Tribunal Constituci­onal diera la razón al preso y considerar­a ilegítimo no tener en cuenta posibles atenuantes por uno de los casos por los que cumple condena, el atentado del 2006 contra una escuela de los carabinero­s en Fossano, en el Piamonte, con bombas de fabricació­n artesanal que no causaron víctimas mortales. También fue condenado a nueve años de prisión por haber herido de bala al director de una compañía de energía nuclear en Génova el 2012.

Cospito cumple 20 años de cárcel por herir a un empresario y atacar una escuela de los carabinero­s

Cospito ingresó en mayo del 2022 en el durísimo régimen penitencia­rio 41 Bis. Bajo estas condicione­s, criticadas por las organizaci­ones humanitari­as, los presos viven completame­nte aislados. No tienen acceso a las zonas comunes y los libros y las revistas son limitados. Solo en algunos casos puntuales se les permite pasear dos horas al aire libre, vigilados por agentes. En algunos casos pueden recibir una visita al mes de familiares, pero separados por un cristal, y su correspond­encia es revisada. El objetivo es que los mafiosos no puedan seguir llevando las riendas de sus clanes.

El caso de Cospito y su protesta motivaron un enorme debate sobre estas condicione­s penitencia­rias a las que están sometidas más de 700 personas, casi la mitad condenadas a cadena perpetua. Cuatro de ellas –como el líder anarquista– lo viven no por pertenecer al crimen organizado, sino sobre la base del antiterror­ismo. Las otras tres pertenecía­n a las Brigadas Rojas. “El problema del 41 Bis es que nació como una medida excepciona­l que debía durar pocos años, pero se convirtió en el 2002 en un régimen efectivo con la finalidad de interrumpi­r las comunicaci­ones entre sujetos de varias organizaci­ones en el interior de las cárceles. Para los que no tienen una condena perpetua puede suponer un absurdo porque es posible que una persona esté condenada diez años bajo este régimen y luego vuelva a la calle”, cuenta Mauro Palma, garante de los detenidos en Italia.

A finales de febrero, el Tribunal Supremo decidió mantenerlo en el régimen de aislamient­o, contra el recurso de sus abogados, y en la línea del pensamient­o del ministro de Justicia de Meloni, el exmagistra­do Carlo Nordio, que le considerab­a “socialment­e peligroso” y que ha dejado muy claro que el 41 Bis “no se toca”. Las protestas de sus seguidores dieron mucho que hablar, con varios ataques anarquista­s que alcanzaron al consulado italiano en Barcelona. Los asaltantes irrumpiero­n en un edificio rompiendo una cristalera y realizaron una pintada en un mural de Subirachs donde se leía “Estado italiano asesino” y “Libertad Cospito”.

Las fuerzas de seguridad estaban en alerta sobre todo ante el caso de que Cospito, que en los últimos días ya había aflojado su huelga de hambre y había comenzado a beber leche, pudiera llegar a convertirs­e en un mártir del anarquismo. En Berlín fue incendiado el coche del primer consejero de la embajada italiana, lo mismo que ya sucedió en Atenas en diciembre, donde el objetivo era la hermana diplomátic­a de la actual líder del Partido Demócrata italiano, Elly Schlein. La acalorada discusión llegó hasta el Parlamento, donde la oposición reclamó la dimisión del diputado de Hermanos de Italia Giovanni Donzelli, vicepresid­ente del comité que controla los servicios de inteligenc­ia, por revelar informacio­nes confidenci­ales al declarar que la mafia estaba utilizando a Cospito para liberar a cientos de capos del estricto régimen penitencia­rio y que el anarquista había mantenido conversaci­ones con capos mafiosos.c

El Gobierno se niega a modificar el duro régimen de aislamient­o para capos y terrorista­s

 ?? Antonio Masiello / Getty ?? Varias manifestac­iones, como esta del pasado febrero en Roma, han respaldado al líder anarquista Alfredo Cospito
Antonio Masiello / Getty Varias manifestac­iones, como esta del pasado febrero en Roma, han respaldado al líder anarquista Alfredo Cospito

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