La Vanguardia

Librerías cada vez más apetitosas

Muchas tiendas combinan la venta de libros con una oferta de cafetería y espacio donde se organizan actividade­s

- HADA MACIÀ

Devorar al mismo tiempo las páginas de un libro y un suculento bocadillo de sobrasada no es ni mucho menos incompatib­le. O así lo ven las librerías barcelones­as, que cada vez más se animan a incorporar cafeterías y restaurant­es en sus tiendas, o que incluso plantean nuevas aperturas partiendo de la sinergia entre ambas ofertas. Es el caso de Byron (Casanova, 32), cuya propietari­a, Mariana Sarrias, quiso fusionar la venta de libros con una oferta de cafetería desde que arrancaron en el 2020. “La pandemia nos obligó a abrir el bar más tarde que la librería. Pero desde el inicio vimos que ambos eran necesarios para crear un espacio cultural”. Preparan bocadillos de todo tipo, y los dulces que conforman la carta los compran en negocios vecinos. “Colaborar entre nosotros es bueno para la salud del barrio”, afirma.

Quienes regentan estos establecim­ientos coinciden en que el mundo culinario y el literario se complement­an. “Este concepto de librería se está populariza­ndo, y es lógico”, señala Ester Enrich, encargada de la cafetería de Altaïr (Gran Via de les Corts Catalanes, 616), que cerró por la covid y abrirá de nuevo a principios de mayo. “En el bar, que seguirá situado en el sótano, los clientes pueden leer sus propios libros o echar un vistazo a las obras de la tienda y decidir si se quedan con alguna”, explica. Los cafés, infusiones, zumos y bollería son algunas de las opciones de una carta que poco a poco irán ampliando.

Además de una zona de lectura o una oportunida­d para vender más títulos, estas cafeterías son un magnífico punto de encuentro. “En estos lugares pasan cosas, se organizan actividade­s, reuniones del sector, presentaci­ones...”, asegura Oliver Mancebo, al frente del Bar Watson de la librería Finestres (Diputació, 249). En una tranquila y preciosa terraza al fondo de la tienda sirve tablas de quesos y embutidos –“todo es producto de calidad”–, vinos naturales, ratafías y vermuts de la tierra.

Otra fabulosa terraza es la de La Central (Mallorca, 237), cuya oferta culinaria ahora está a cargo del restaurant­e Baldomero. El espacio evoca una casa de campo en la que se pueden saborear tartas caseras acompañada­s de un café o tomar un menú de mediodía.

También al exterior y de un estilo muy distinto pero igualmente acogedor, hoy mismo reabre con su propuesta de comida catalana y bebidas el bar de La Central del Raval (Elisabets, 6).

De la pequeña barra de +Bernat (Buenos Aires, 6) salen los bocadillos y los platos del día que prepara Carles Armengol (autor del libro Collado. La maldición de una casa de comidas, de Colectivo Bruxista), quien lleva con éxito las riendas del bar de esta librería. El local está pensado para adaptarse a cualquier acto, sea o no literario, una inquietud que comparte con la cafetería. “Intento facilitarl­e la vida al cliente para que esté a gusto y vuelva”, explica Armengol, que también sirve bocadillos, cafés, zumos, kombuchas, cervezas, vino y sidra artesanal, siempre con una sonrisa.

Desde hace más de 30 años la cafetería de Laie (Pau Claris, 85) apuesta por un menú con producto de temporada que incluye primero, segundo y postre, con pan y bebida por 21 euros. La clientela que frecuenta las numerosas mesas de las que disponen la forman sobre todo editores, escritores, actores y periodista­s. “Pero también todo tipo de personas que buscan tranquilid­ad y están interesada­s en la cultura”, cuenta Toni Luque, encargado del bar restaurant­e.

En librerías especializ­adas como Espai Quera (Petritxol, 2), que abrió en 1916 dedicada a libros de teatro y pasó a centrarse en excursioni­smo, captar un público amplio puede ser más complejo. De ahí que Raimon Quera, cuarta generación del negocio, decidiera enriquecer el espacio en el 2019 con un restaurant­e con platillos a base de productos de proximidad. También es posible tomarse tranquilam­ente un café mientras se saborea la jugosa historia del local. No hay que ir con prisas a este establecim­iento que abre de 11 a 23 horas. “Damos un buen servicio, y nos funciona tanto con clientes locales como con turistas”. Mantienen, además, una clientela fiel que sigue comprando guías y mapas para la salida del fin de semana o las próximas vacaciones, con la que comentan las últimas noticias en el barrio c

El bar de La Central del Raval abre de nuevo y ofrecerá platos típicos de la cocina catalana

 ?? Joan Mateu Parra / Shooting ?? Carles Armengol está al frente de la pequeña barra de +Bernat, donde sirve bocadillos y platos al mediodía
Joan Mateu Parra / Shooting Carles Armengol está al frente de la pequeña barra de +Bernat, donde sirve bocadillos y platos al mediodía
 ?? Joan Mateu Parra / Shooting ?? Cristina Martínez y Raimon Quera, de Espai Quera
Joan Mateu Parra / Shooting Cristina Martínez y Raimon Quera, de Espai Quera
 ?? Josep Lago / Shooting ?? Oliver Mancebo regenta el Bar Watson en la librería Finestres
Josep Lago / Shooting Oliver Mancebo regenta el Bar Watson en la librería Finestres

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