Los pequeños ahorradores ralentizan las ‘turbofinanzas’
■ España no es California. Con esta frase se resumen los argumentos que en los últimos días se han afanado en transmitir los bancos y los supervisores españoles para dejar claro que lo ocurrido con SVB está muy alejado del entorno regulatorio nacional y europeo. Al describir el caso de SVB, la conclusión suele ser la de que no se puede hacer peor: el dinero estaba invertido en deuda pública devaluada con las subidas de tipos, al tiempo que los recursos procedían en un 80% de depósitos de empresas de venture capital, fintech y startups. En cuanto las redes sociales tocaron a rebato, el dinero se esfumó. Demasiado riesgo en muy pocas manos. Una de las lecciones de esta crisis es precisamente esa, la de que la base de depositantes debe estar lo más diversificada posible para evitar una salida acelerada propiciada por las turbofinanzas digitales. La asociación AEB ha destacado precisamente este aspecto para enfatizar que la base de clientes de los bancos españoles está formada sobre todo por particulares. Los pequeños inversores son los propietarios del 38% de los depósitos de los bancos españoles, frente al 28% de la media de la zona euro.
Un informe de Álvarez&marsal ofrece la foto contraria: el 28,9% de los depósitos españoles está en manos de grandes inversores, que son los que podrían fugarse con más velocidad. Esta tasa está de media en el 35,2% en la UE. Sin embargo, los bancos españoles se están demorando más que los europeos al remunerar los depósitos y atraer nuevos clientes minoristas.