Los narcos cocinan aquí
Los narcos están dejando las selvas para instalar sus laboratorios de coca en España: abaratan costes y reducen riesgos
El desmantelamiento del mayor laboratorio europeo de procesamiento de pasta de cocaína –llevado a cabo por la Policía Nacional hace unas semanas en Pontevedra– ha constatado lo que venían advirtiendo desde hace tiempo los expertos: los narcos están dejando las selvas colombianas para instalar sus cocinas en Europa. Un cambio de estrategia que permite economizar gastos y rebajar riesgos, al no tener que recurrir a buques cargados de cocaína para cruzar el Atlántico.
Cuando los agentes de la brigada central de estupefacientes irrumpieron en el centro de operaciones que habían instalado los narcotraficantes en una nave industrial gallega, no podían imaginar lo que se escondía en una máquina de picar piedras. Los policías se sirvieron durante más de 14 horas de lanzas térmicas para poder acceder a uno de los cilindros de la máquina, en los que los narcos ocultaron más de una tonelada de pasta base de cocaína. Estaba a punto de empezar a ser cocinada para convertirla en clorhidrato de coca; listo para esnifar.
Las organizaciones criminales se reinventan para tratar de burlar la presión policial. Y en esas, los narcos han visto una auténtica oportunidad el poder trasladar sus laboratorios clandestinos a Europa. Son dos los factores que les han llevado a este cambio de tendencia. El primero, economizar gastos. Según explican fuentes policiales a La Vanguardia , no es lo mismo la intercepción –la mayoría de los palos a estas mafias se dan en alta mar– de una tonelada de clorhidrato de cocaína, cuyo valor puede rondar entre los 2.000 y 3.000 euros el kilogramo, que una tonelada de pasta base de cocaína, cuyo precio del kilogramo está entre los 500 y los 800 euros. El segundo, evitar riesgos. Las mismas fuentes aseguran que es mucho más sencillo ocultar la pasta base, como la que venía en los cilindros de la máquina.
Los investigadores calculan que el laboratorio desmantelado podría producir unos 200 kilos al día de clorhidrato de cocaína. Unas cifras estratosféricas. Pero para ello, la organización había trazado antes un plan para poder montar la infraestructura necesaria. Tras encontrar el lugar idóneo –una nave y un chalet alejado de otras viviendas–, los narcotraficantes empezaron a hacer acopio de los productos químicos que se usan en el cocinado. Los agentes se incautaron de más de 23.000 litros de precursores y cuatro toneladas de productos químicos sólidos.
“Se ha evitado una catástrofe medioambiental”. Y es que la “contaminación silenciosa”, a la que se refieren las mismas fuentes policiales, puede ser tan nociva como el problema para la salud pública que puede suponer la droga en circulación. De hecho, países como los Países Bajos o Colombia andan más preocupados por la contaminación que se puede derivar de estos procesamientos de cocaína que por la fabricación en sí: la droga viaja a otros países, pero los residuos se quedan allí.
Una vez que el laboratorio cuenta con la infraestructura, los productos químicos y la materia prima, solo queda el personal para ponerlo en marcha. Las organizaciones recurren, como confirma el caso de la última operación, a cocineros colombianos. Son expertos en convertir la pasta en cocaína base primero y posteriormente en clorhidrato. Viajan hasta Europa para elaborar el último proceso del cocinado, cobran por su trabajo y se marchan a su país. Durante su estancia en España se les quita cualquier dispositivo electrónico para evitar una fuga de información que pueda poner en peligro a los delincuentes.
Las organizaciones criminales que están asentando sus laboratorios en Europa también tienen en cuenta el empaquetado para terminar de introducir la cocaína en el mercado. No es lo mismo –al menos, en apariencia– vender cocaína colombiana que made in
Spain. Por eso, a los investigadores de esta operación les llamó mucho la atención cómo los narcos habían envuelto los fardos de cocaína en material plástico impermeable, como si tuviesen que cruzar el océano. Y ese era el propósito: engañar a los próximos intermediarios de que la mercancía que les iban a entregar venía directamente de tierras colombianas. Todo estaba calculado.c
La Policía desmantela un laboratorio capaz de producir más de 200 kilos al día de coca lista para el consumo
La organizaciones traen a ‘cocineros’ colombianos que se encargan de procesar la pasta de cocaína