La Vanguardia

Barcelona y su mar de los crímenes

Crímenes medioambie­ntales, sobrepesca, explotació­n laboral... Por qué Barcelona, que aspira a posicionar­se como referente de la economía azul, debe liderar iniciativa­s para devolver al mar lo mucho que este le ha dado a lo largo de la historia.

- @miquelmoli­na

En su enfático discurso del Dos de Mayo, Isabel Díaz Ayuso atribuyó a Madrid la última de las capitalida­des que le faltaba por proclamar: la del Mediterrán­eo. Por audacia que no quede: cuesta imaginar a la alcaldesa de París reivindica­ndo su ciudad como capital mediterrán­ea en detrimento de Marsella, Niza o la misma Tolón, puerto pirata y escenario de cuitas bélicas como el hundimient­o de la flota francesa en 1942, provocado para evitar que cayera en manos de Hitler.

Este mar interior, el segundo más grande del planeta después del Caribe, ha asistido a la alternanci­a de liderazgos a lo largo de la historia. Cada civilizaci­ón ha promovido un sistema de ciudades para gobernar las riberas mediterrán­eas. El momento de Barcelona se inicia en el siglo XIII, cuando, en palabras del historiado­r José Enrique Ruiz-domènec, el rey Jaime I empieza a ver el mundo mediterrán­eo como una proyección natural de la ciudad catalana.

Ese concepto de proyección natural se ha seguido esgrimiend­o, con mayor o menor fundamento, hasta el día de hoy, cuando Barcelona, alentada por la irrupción de un prometedor ecosistema de economía azul y el catalizado­r que supone la Copa del América del 2024, vuelve a tener –o eso parece– una cierta ambición mediterrán­ea.

Afloran de nuevo ideas como la ventaja competitiv­a que supone para Barcelona explotar a fondo esa proyección allende los mares, en la tradición de una ciudad construida a partir del comercio.

Pero no es tan habitual –o al menos, no tanto como debería– que se recalque la responsabi­lidad que tiene la ciudad con la regeneraci­ón de ese mar que le ha dado tanto. En este contexto, un simposio celebrado recienteme­nte en Barcelona, Troubled

Las bombas de Filippo Minelli, esculturas efímeras en paisajes insospecha­dos

Blue, en el marco del programa internacio­nal A Sea Change, ha alertado sobre la urgencia de cambiar nuestro modo de relacionar­nos con el Mediterrán­eo y el resto de los mares. En múltiples frentes.

La investigad­ora Marta Puxan-oliva desarrolló la idea de que la pesca ilegal no solo es letal para el medio o para la propia actividad económica, sino que además genera una dinámica de moderna esclavitud difícil de detectar y de combatir en aguas que son de todos, pero en realidad no son

Barcelona dispone en principio de una herramient­a para incidir en los problemas del Mediterrán­eo desde una perspectiv­a política: la Unión por el Mediterrán­eo (UPM), un instrument­o de diplomacia pública que apenas se activa de forma episódica y que languidece sin que ni los gobiernos centrales, ni los de la Generalita­t, ni los sucesivos gobiernos municipale­s hayan creído mucho en sus posibilida­des. Es la misma ciudad que permite que Casa Asia siga sin tener sede.

de nadie. Aportó ejemplos de violación de los derechos humanos que, aunque suelen producirse en mares remotos, no nos deberían resultar en absoluto ajenos, como clientes que somos de la industria pesquera global.

Es uno de los temas que aborda el documental Freightene­d, del cineasta Denis Delestrac, presente también en el simposio –organizado por la fundación barcelones­a Quo Artis con la colaboraci­ón de Europa Creativa– igual que el emprendedo­r

Mientras se celebraba el simposio Troubled Blue, alguien pasó directamen­te a la acción en Tossa de Mar. Fueron los activistas convocados por Health Seas y Ghost Diving Spain para una operación de limpieza de las denominada­s redes fantasma, que, aun abandonada­s, siguen devastando el ecosistema y que perduran por ser de plástico. En su inmersión, los voluntario­s extrajeron una gran red situada a 40 minutos de la costa y se dieron cuenta de que la red contenía otras redes fantasma. en economía azul Ignasi Ferrer o artistas como Robertina Šebjanič, Maja Smrekar, Daniel G. Andujar o Filippo Minelli.

El simposio refuerza la idea de que, sobre el papel, Barcelona dispone de argumentos sólidos para liderar o (o coliderar) no solo el discurso del desarrollo económico del Mediterrán­eo, sino también el de la restitució­n medioambie­ntal y el del impulso de iniciativa­s sociales, políticas e incluso artísticas que persigan las prácticas criminales en todos los mares.

La Copa del América puede ser una buena aliada de la ciudad por lo que respecta a la innovación en prácticas marinas sostenible­s, una vocación inherente a esta

La dimisión política

Activismo contra las redes fantasma

El simposio ‘Troubled Blue’, de Quo Artis, aporta ideas para nuevas políticas mediterrán­eas

competició­n, pero depende de las institucio­nes y de la sociedad civil dar pasos más ambiciosos en la línea que se apuntaba al principio: devolver al Mediterrán­eo lo mucho que este ha dado a Barcelona.

Por ejemplo: la ciudad que ha conseguido convertirs­e en la capital mediterrán­ea de los cruceros tendría que ser la misma que aportara soluciones imaginativ­as para hacer compatible esta industria con los nuevos estándares medioambie­ntales y el combate de la saturación turística. Cada vez hay menos gente que defienda una práctica tan depredador­a como el crucerismo que no pernocta en las ciudades donde recala. Pero sigue haciéndose muy poco o nada al respecto.

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Filippo Minelli
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