La Vanguardia

Las ‘cárnicas’

- Glòria Serra

Es una obra maestra del humor negro: llamar

cárnicas a las empresas que contratan trabajador­es por encargo de grandes compañías o administra­ciones y que se quedan con una parte sustancial de su sueldo a cambio. Me lo han contado ellos mismos, describien­do entidades que sienten que les tratan como piezas de carne, todas iguales y todas sustituibl­es. Cambia poco que se dediquen a limpieza, informátic­a o medicina, su ganancia son los sueldos de los trabajador­es.

Se contratan en la privada para no ampliar plantillas con convenios colectivos demasiado favorables y recortar costes en caso de despidos y derechos laborales en general. En el caso de las administra­ciones públicas, por motivos similares: no aumentar el número de funcionari­os y el gasto en sueldos y derechos laborales. Es un truco mágico que arranca con la primera gran reforma laboral que se hizo en España y que no parece que peligre en un futuro inmediato.

Esta semana hemos tenido dos ejemplos particular­mente perversos de su aplicación. Por un lado, el desastre de la convocator­ia de oposicione­s a la función pública de la Generalita­t, que le ha costado el cargo a una directora general. La corrupción del modelo de la subcontrat­ación del personal en este caso fue que la concesiona­ria subcontrat­ó, a su vez, la selección de trabajador­es que debían gestionar una convocator­ia que se sabía que sería multitudin­aria. Evidenteme­nte, cuando ya hay dos intermedia­rios que mojan en la misma olla, queda muy poca salsa en el fondo para pagarles, y por eso tenían muy poca experienci­a para esa gestión.

El segundo caso, igual de perverso, pero aún más dramático, la muerte de un trabajador que instalaba las casetas de San Isidro en Madrid. De nuevo, la empresa privada que gestiona por cesión pública este espacio delegó el trabajo a otra que, para más ahorro, tenía al operario, un colombiano de 45 años, trabajando en negro y sin asegurar.

En ambos casos, las culpas recaerán solo en los responsabl­es últimos: los negreros de San Isidro y la segunda ETT de las oposicione­s. Pero las víctimas de ambos casos saben que el culpable es el sistema que se nos ha vendido como más eficaz y que solo ayuda a enriquecer­se a unos cuantos.

Cuando hay dos intermedia­rios, queda poco para pagarles la poca experienci­a

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain