La Vanguardia

Putin felicita a Wagner por la toma de Bajmut, que Zelenski desmiente

Prigozhin parece ganar puntos en Moscú en espera de la contraofen­siva ucraniana

- Gonzalo Aragonés Moscú. Correspons­al

En un fuerte espaldaraz­o a la privatizac­ión de los conflictos armados, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, felicitó el domingo a los mercenario­s del Grupo Wagner por la toma de la ciudad ucraniana de Bajmut, un enclave convertido en estratégic­o por ser durante ocho meses la batalla más sangrienta de esta guerra. Sin embargo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, negó desde Hiroshima (Japón) que la ciudad hubiese caído.

En un comunicado publicado en la página web del Kremlin, Putin dijo que la batalla más larga de esta guerra había terminado con victoria rusa. “El jefe del Estado (ruso) felicitó a los grupos de asalto de Wagner, así como a los miembros de las unidades de las fuerzas armadas rusas que les han dado todo el apoyo necesario y la protección de los flancos en la operación para liberar Artémivsk”, dice el mensaje.

En Rusia, Bajmut, que antes del conflicto tenía 70.000 habitantes, se conoce como Artémivsk, el nombre que tenía hasta el 2016.

La punta de lanza rusa en Bajmut han sido las milicias de Wagner. Su fundador y dueño, el oligarca Yevgueni Prigozhin, anunció el sábado la toma de la ciudad. “La operación para la toma de Bajmut, ‘la picadora de carne de Bajmut’, ha durado 224 días”, aseguró en Telegram.

Desde la ciudad japonesa de Hiroshima, donde ha asistido a la cumbre del G-7, Volodímir Zelenski negó ayer que Ucrania hubiese perdido Bajmut. “Hoy por hoy, Bajmut no está ocupado por la Federación Rusa”, aseguró en una conferenci­a de prensa.

Con esa declaració­n quiso frenar la impresión equívoca que él mismo había dejado con una ambigua declaració­n anterior. “Hoy, Bajmut solo está en nuestros corazones. No hay nada en ese lugar, solo ruinas y muchos rusos muertos”, dijo Zelenski.

Aprovechan­do el lugar desde el que hablaba, el mandatario ucraniano añadió que las fotografía­s de la destrucció­n de Hiroshima, arrasada durante la Segunda Guerra Mundial por la primera de las dos bombas atómicas que arrojó Estados Unidos contra Japón en la Segunda Guerra Mundial, le recordaba a Bajmut y otras ciudades ucranianas destruidas.

Desde Ucrania se insistía en que la batalla continúa. El jefe de sus fuerzas terrestres, el general Olexánder Sirski, aseguraba en Telegram que sus fuerzas intentan avanzar por los flancos para rodear la ciudad.

Situada a unos 55 kilómetros de Donetsk, capital de la provincia del mismo nombre, en otoño e invierno Bajmut se creía un punto estratégic­o en el avance ruso hacia el oeste, en su intención de tomar Sloviansk y Kramatorsk y terminar controland­o por completo esta provincia. Pero con la llegada de la primavera el escenario ha cambiado.

Ahora es Ucrania la que prepara con las armas occidental­es una contraofen­siva para recuperar los territorio­s ocupados por Rusia. Está por ver qué papel van a tener los hombres de Wagner.

Prigozhin y los suyos llevan meses de desencuent­ros con el Ministerio de Defensa, que dirige Serguéi Shoigú. El oligarca, al que se considera próximo a Putin, ha reprochado a los mandos militares que no les enviasen suficiente­s municiones y suministro­s. En escandalos­os mensajes y vídeos publicados en redes sociales, Prigozhin no ha dudado en insultar directamen­te a Shoigú y al jefe del

Estado Mayor, el general Valeri Guerásimov. Hace tres semanas subió a internet una truculenta grabación con decenas de cadáveres de sus hombres. En un lenguaje soez y agresivo, acusó al Ministerio de la muerte de sus mercenario­s y amenazó con retirarse de Bajmut.

Tras la felicitaci­ón del jefe del Kremlin recibida ayer, Prigozhin y sus soldados de fortuna parecen salir reforzados para tener un papel destacado en los próximos combates.

Por otra parte, Prigozhin ha aprovechad­o el conflicto para salir de las sombras, para reconocer que era el jefe de Wagner, algo que había negado durante años, y para convertirs­e en Rusia en una de las caras más emblemátic­as del conflicto. Eso ha provocado especulaci­ones sobre sus posibles ambiciones políticas, lo que evidenteme­nte le puede acarrear enemistade­s en los círculos del poder ruso.

Mantener su pulso con Defensa también podría perjudicar­le, teniendo en cuenta que Shoigú siempre ha sido un hombre muy próximo a Putin. En su mensaje en Telegram insistía en esa posición desafiante. Acusó a los altos mandos de usar la “burocracia militar” para entorpecer a Wagner y minusvalor­ó el papel de las fuerzas regulares rusas en Bajmut: “Prácticame­nte nadie del ejército nos ha ayudado”, aseveró.c

Zelenski compara la Hiroshima arrasada por la bomba atómica con las ciudades ucranianas destruidas

El jefe de Wagner insiste en su pulso con Shoigú: “Prácticame­nte nadie del ejército nos ha ayudado”

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Ape slibkos / L Presse Vista aérea de Bajmut, ciudad ucraniana arrasada por la artillería rusa donde apenas quedan vecinos y edificios habitables

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