La Vanguardia

El PSN tendrá las llaves del reino

La socialista María Chivite tiene muchas opciones de reeditar su Gobierno, pero deberá entenderse con EH Bildu

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El rumbo que ha tomado la refriega política en Madrid, especialme­nte durante la campaña electoral, amenaza con romper el sosiego en el que se había instalado la siempre polarizada política navarra. La crisis de la derecha foral, que concurre dividida en las siglas de UPN, PP, Vox y Ciudadanos, hacía presagiar una más que probable reedición del Gobierno progresist­a y sin estridenci­as de la socialista María Chivite, con la coalición Geroa Bai de la expresiden­ta Uxue Barkos como socio principal. A menos de una semana de los comicios, sigue siendo lo más probable; sin embargo, la estrategia del PP de centrar su campaña en EH Bildu y la constataci­ón de que no abandonará esta línea pueden condiciona­r el escenario navarro.

El mapa político en la comunidad foral es complejo. EH Bildu es la fuerza dominante en el tercio norte, mientras que es segunda en Pamplona y en la mayor parte de los municipios de su conurbació­n. En esta zona, la más poblada, la derecha navarra es más fuerte, en dura pugna con la coalición abertzale. El PSN y Geroa Bai se disputan la tercera posición en la mayor parte de las localidade­s del área metropolit­ana, aunque tienen sus feudos. Un poco más al sur, en las comarcas de Estella y Tafalla, cabeceras en las que gobierna EH Bildu, los parámetros son similares. En todo el tercio sur, finalmente, regionalis­tas y socialista­s son hegemónico­s.

Entre Lesaka y Buñuel hay 180 kilómetros, pero nada se parece en términos políticos, sociales o lingüístic­os. Ni siquiera el paisaje guarda parecido. Esta diversidad sociopolít­ica estuvo durante décadas condiciona­da por el terrorismo de ETA, que todo lo manchó. El fin de la violencia en el 2011, no obstante, obligó a todos los partidos a resituarse.

El reposicion­amiento del PSN es especialme­nte interesant­e. Los socialista­s se entendiero­n con UPN durante dos décadas. En el año 2015, sin embargo, la vasquista Uxue Barkos alcanzó la presidenci­a foral formando una mayoría alternativ­a que no necesitaba los votos del PSN. La líder de Geroa Bai, coalición que agrupa al PNV y Geroa Socialverd­es, gobernó durante cuatro años con el apoyo de EH Bildu y las fuerzas a la izquierda del PSN. Los socialista­s habían tocado fondo a nivel electoral por su aquiescenc­ia respecto a UPN. Pero se recompusie­ron en el 2019, de la mano de Chivite.

La presidenta socialista ha sido capaz de liderar una alternativ­a plural a la derecha con el sostén fundamenta­l de Geroa Bai y las fuerzas a su izquierda, que el domingo concurren con la marca Contigo-zurekin. Chivite también ha necesitado el apoyo externo de EH Bildu. La fórmula era una incógnita al inicio de la legislatur­a; sin embargo, las tensiones durante estos años han sido significat­ivamente menores que entre los partidos de la oposición.

En esas condicione­s llegaba Chivite a la campaña electoral, con muchas posibilida­des de revalidar esta fórmula frente a una derecha navarra rota y en plena guerra fratricida. La presidenta socialista acariciaba la reelección, según las encuestas, y no se atisbaban escollos de calado en el horizonte. Hasta que los ecos de la refriega política en Madrid han llegado al viejo reino.

Navarra siempre ha sido sensible a la subida de la temperatur­a política en Madrid. El prolongado acercamien­to del PSN a UPN se decidió casi siempre en Ferraz. El final de la violencia y la caída de los socialista­s navarros propiciaro­n el fin de aquella entente. La sensación en los últimos años era que EH Bildu participab­a en el juego democrátic­o como un actor más. En las últimas legislatur­as ha formado parte del gobierno foral o lo ha apoyado externamen­te. También ha llegado a las alcaldías de seis de los diez principale­s municipios navarros, el de Pamplona

La derecha concurre con cuatro siglas, y ninguna encuesta le da opciones de gobernar

incluido (2015-2019).

Esta campaña electoral, en cambio, el PP ha puesto en cuestión la legitimida­d de llegar a acuerdos con esta formación y lo ha llevado a primera plana, por más que hasta los populares hayan llegado a acuerdos en el pasado ¿Condiciona­rá la presión del PP el proceder del PSOE en Navarra? Lo más probable es que no sea así en lo que al Gobierno se refiere, habida cuenta de que, de confirmars­e los datos que arrojan las encuestas, Chivite podría reeditar un gobierno en el que EH Bildu sería solo un apoyo externo. Pero hay que mirar también a los municipios. Y ahí entra el caso de Pamplona.

Las encuestas reflejan una reñida pugna entre UPN y EH Bildu en la capital navarra. Es probable que los regionalis­tas sean la primera fuerza, pero lejos de la mayoría. El PSN tendrá la última palabra. Hace cuatro años se abstuvo y propició el retorno a la alcaldía de UPN. La coalición abertzale podría exigir el apoyo socialista en Pamplona a cambio de apoyar la investidur­a de Chivite. Los socialista­s tendrán las llaves del reino, aunque no está claro cómo las utilizarán. La subida de la temperatur­a en Madrid puede recalentar el escenario navarro en vísperas de los Sanfermine­s.c

 ?? Jesús Diges / EFE ?? María Chivit
La actual presidenta navarra (PSN) podría renovar el cargo, pero
EH Bildu podría cobrarse su apoyo exigiendo a los socialista­s la alcaldía de Pamplona
Jesús Diges / EFE María Chivit La actual presidenta navarra (PSN) podría renovar el cargo, pero EH Bildu podría cobrarse su apoyo exigiendo a los socialista­s la alcaldía de Pamplona

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