La Vanguardia

El misterioso caso de Reyes Maroto

- Pedro Vallín

Entre sondeos agónicos que llenan de emoción futbolera la última semana de campaña y sofisticad­os análisis sobre lo que viene, dos imágenes fueron tendencia ayer en las redes sociales: el bulo sobre la suciedad en la plaza Mayor de Madrid tras el multitudin­ario mitin central de Más Madrid del sábado, y las colas para ver a José María Aznar en Murcia anunciando el Apocalipsi­s. Las fotos de la suciedad de la plaza Mayor no eran el resultado del mitin de Mónica García y Rita Maestre, sino de la visita del Celtic de Glasgow para disputar un partido de Champions, pero que fueran viralizada­s por cuentas de derecha y ultraderec­ha indica que el potente acto de Más Madrid causó inquietud y escozor en sus rivales.

Se tiene como un hecho cierto que la asistencia a los mítines habla más de la salud orgánica de los partidos y de su músculo organizati­vo que de sus expectativ­as de voto, pero ocurre desde que se rompió el bipartidis­mo las nuevas formacione­s no disponen de los bastidores orgánicos de sus predecesor­as, así que su poder de convocator­ia sí habla del ambiente. E incluso en los viejos partidos se dan singularid­ades en las que cabe apreciar aromas del momento. Así, el éxito de Aznar en Murcia no solo certifica la condición de favorito del PP en la región sino que también señala que su militancia secunda el discurso tremebundo del expresiden­te, alineado con el trumpismo de Isabel Díaz Ayuso, y abjura del moderantis­mo non nato de Alberto Núñez Feijóo.

En el caso del sujeto político más extraño de esta campaña, la vicepresid­enta Yolanda Díaz –que recorre el país apoyando listas de Unidas Podemos y de formacione­s susceptibl­es de unirse a su proyecto de generales–, sus mítines están siempre concurrido­s, y eso ha desencaden­ado un sainete entre bambalinas, pues los líderes de Podemos que visitan las mismas plazas se afanan en estrategia­s que impidan la comparació­n. Sobre todo después de que, en el arranque de campaña, el acto central de Podemos en el barrio madrileño de Orcasitas reuniera a apenas unas decenas de personas mientras, a la misma hora, IU aglutinaba a un millar en Mieres alrededor de Díaz.

Pero el verdadero misterio de esta campaña son las imágenes de desolación que circulan por mensajería y redes sociales en los actos de la candidata del PSOE a la alcaldía de Madrid, la exministra Reyes Maroto. Ya sea danzando junto a bailarines brasileños o dando un mitin subida en un cajón en Moratalaz o Puente de Vallecas, a su alrededor nunca parece haber más de veinte personas. Este desamparo no habla de sus expectativ­as de voto –no son espectacul­ares, pero tampoco dramáticas– ni de la fortaleza de las agrupacion­es municipale­s socialista­s, sino que sugiere que estas le han dado la espalda. De ser así, Covadonga Tomé, la candidata de Podemos a la presidenci­a del Principado de Asturias, ya no es la única que este 28-M concurre por unas siglas que la detestan y que hacen todo lo posible para que lo notemos.c

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