Lukashenko indulta al bloguero al que detuvo desviando un avión
Los años justos ha durado en Bielorrusia el vía crucis de Román Protasévich, un periodista opositor detenido en el 2021 después de que las autoridades de Minsk desviaran un avión de pasajeros en una acción que fue condenada internacionalmente. Pero desde ayer lunes es un hombre libre tras recibir el perdón de Alexánder Lukashenko, que gobierna con mano de hierro esa exrepública soviética desde 1994.
En la aprobación del indulto podría haber pesado el hecho de que tras su estrambótica detención comenzara a cooperar activamente con la investigación y las autoridades del país. No lo hizo así su novia, la rusa Sofía Sapega, cuya solicitud de indulto se rechazó.
El propio Protasévich, de 28 años, anunció la concesión del perdón, informa la agencia de noticias estatal Belta. “Esto es una gran noticia”, dijo el exbloguero, quien también afirmó estar “profundamente agradecido” a Bielorrusia y, personalmente, a Lukashenko por la decisión.
Protasévich fue condenado a ocho años de cárcel el pasado 3 de mayo por hacer llamamientos públicos “para tomar el poder”, cometer “actos terroristas” e insultar al jefe del Estado desde el medio Nexta, donde trabajaba. Junto a él, también fueron condenados el fundador de Nexta, Stepán Putilo, y el exdirector Yan Rudik, ambos en el exilio, a 20 y 19 años en ausencia.
En el 2021, Protasévich se trasladó de Polonia a Lituania, y en primavera, él y su novia, Sofía Sapega, viajaron de vacaciones a Grecia. De regreso, tomaron un avión de Ryanair de Atenas a Vilna. Cuando el 23 de mayo del 2021 el avión volaba sobre Bielorrusia, los pilotos recibieron un mensaje de los controladores aéreos indicando que en el aparato podría haber una bomba. Acompañado de un caza bielorruso, tuvo que aterrizar en Minsk. Tras comprobar que la supuesta bomba no existía, el avión emprendió viaje, pero sin dos de sus pasajeros.
Tras su detención, se mostró a Protasévich en la televisión estatal, donde confesó en medio de lágrimas su implicación en las protestas antigubernamentales y en un complot para deponer a Lukashenko. Además, declaró haber sido utilizado por los enemigos del régimen bielorruso.
El periodista opositor sostuvo que fue un “gran error” tratar de lograr cambios “a través de la división en la sociedad” y justificó su oposición al régimen de Lukashenko con el argumento de que era muy “joven y estúpido”. La oposición bielorrusa en el exilio aseguró que estas confesiones habían sido obtenidas con coacciones y torturas.c